En prisión preventiva ha permanecido durante el último mes Cristóbal Cabrera (21) -joven que es conocido como el “Cisarro”-, luego que fuera acusado de participar en el delito de robo con violencia al interior de la vivienda de un carabinero en Buin. Sumado a esto, esta semana debió ser internado de urgencia luego que un reo lo apuñalara en el tórax.
Esta detención se suma a un largo historial delictual que comenzó cuando el joven tenía 9 años, y se vio involucrado en robos a casas habitadas. Para poder ayudarlo, fue derivado a la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica del Luis Calvo Mackenna en 2010.
En conversación con LUN, el psiquiatra que lo atendió, Rodrigo Paz, recordó que cuando el joven llegó hasta el lugar era “un símbolo de la delincuencia juvenil, el que salía en la tele pateando y que efectivamente era súper agresivo, violento y sin control de sus impulsos. Al hospital, de hecho, llegó escupiendo”.
“Hicimos una evaluación intensiva, con un equipo multidisciplinario de profesionales y llegamos a la conclusión de que Cristóbal padecía un grave trastorno anímico, con descontrol de impulsos, adicto a la marihuana y al alcohol, y que su participación en estos delitos se podía entender por su descontrol y porque venía de una familia sumamente disfuncional”, añadió.
Apoyo sicoterapéutico
De esta manera, Cristóbal recibió apoyo sicoterapéutico de una psicóloga especializada y tratamiento farmacológico. “Logramos que mirara críticamente esa identidad de ‘niño choro’ para que a partir de ahí pudiera vislumbrar otras identidades posibles”, explicó Paz.
Tras recibir esta ayuda, el adolescente comenzó a asistir a la Escuela de Fútbol de la Universidad de Chile y retomó los estudios que había abandonado en segundo básico. “¿Qué consecuencias tuvo esto? Que no delinquiera en casi cuatro años”, aseguró Paz. Sin embargo, agregó que esta situación duró “hasta que el Estado nuevamente lo abandonó”.
En 2011 la unidad cerró y el joven fue trasladado al centro del Sename de Playa Ancha, lugar donde siguió su tratamiento médico que fue interrumpido antes de que cumpliera 14 años, al ser puesto en libertad. Desde ahí que ningún organismo monitoreó su estado y volvió a participar en una serie ilícitos.
“Demostramos que podíamos sacar adelante a Cristóbal”
Consultado por la actualidad del joven Paz reconoció que “es bien triste esto. Muy indignante, pero sobre todo muy triste. Porque nosotros demostramos que podíamos sacar adelante a Cristóbal”.
Además, mencionó que después de la terapia, Cristóbal era “un chiquillo dulce, cariño, que quería ser futbolista. Al frente de nosotros funcionaba la Casa Nacional del Niño, con niños con problemas neurológicos muy graves, y ellos llegaban a golpear la puerta para preguntar por Cristóbal, querían jugar con él. Cristóbal tenía una cosa muy paternal con ellos a los 11 años”.
“Por otro lado, era un niño que no quería dormir solo y tenía que dormir con un oso de peluche. Ese es el Cristóbal que conocí. Sin tratamiento médico aparece el ‘Cisarro’: violento, impulsivo. Cuando se transforma en ‘Cisarro’ no mide nada, no hay riesgo, no hay consecuencias, es pura agresividad”, añadió.
Paz aseguró que aún es posible que Cristóbal se rehabilite, instancia para la cual indicó que “el Estado debería querer invertir en él. Medicarlo, terapiarlo, tratar a su familia. Una vez que esté tratado, relocalizar a esa familia en un espacio donde puedan tener una vida sin tener que delinquir. Se los digo a todos: detrás de este ‘Cisarro’ hay un niño, un joven, que se llama Cristóbal, que aún puede rehabilitarse. Quizás esta sea nuestra última oportunidad”.