La Compañía de Jesús dio a conocer los resultados de la investigación canónica que inició en enero de este año en contra del fallecido sacerdote Renato Poblete, a raíz de una denuncia por delitos sexuales, abuso de poder y de conciencia que interpuso Marcela Aranda.
Los hechos denunciados habrían ocurrido cuando ella tenía entre 19 y 20 años, y que incluyen violaciones y abortos forzados. La investigación inició por la denuncia de Aranda, pero además contempla el testimonio de otras 21 mujeres -cuatro de ellas menores de edad- que sufrieron alguna experiencia de abuso por parte de Poblete.
El provincial jesuita Cristian del Campo fue el encargado de dar a conocer los resultados del informe, dentro de los que indicó que en un lapso de 48 años -entre 1960 y 2008- se puede establecer que Poblete “mantuvo seis relaciones estables por algún periodo de tiempo, no todas están planteadas como denuncias o testimonios en este proceso”.
Sin embargo, añadió que “el investigador estima la existencia de aspectos abusivos en al menos cinco de ellas. La investigación también recogió información que darían cuenta de otras personas que también sufrieron abusos por parte de Renato Poblete”.
“En esos eventuales casos de abusos no se pudo tener el testimonio de la posible víctima porque no se logró contactarla, se encontraba fallecida, o bien siendo contactada no quiso declarar”, añadió del Campo.
“Esta investigación ha demostrado de manera contundente que Renato Poblete abusó de manera reiterada, grave y sistemática, amparado en el poder que le otorgaba su condición de sacerdote, en el dinero que manejó de manera personal y en el prestigio que su labor apostólica le otorgó durante sus años como sacerdote”, añadió.
Posteriormente mencionó que “tal como señala el informe, las conductos de abuso de poder, de consciencia, sexual y otros delitos cometidos por Renato Poblete se sostuvieron en una suerte de doble vida, amparado en su imagen pública de persona de bien. El abuso transversalmente lo realizó desde la posición de poder que le dio esa imagen, su enorme red de contactos y el poder económico que tuvo al manejar autónomamente importantes sumas de dinero durante muchos años”.
Sobre las denuncias realizadas por Marcela Aranda, del Campo mencionó que su relato fue considerado como “creíble”. “En el caso de los abusos sexuales estos han sido corroborados con otras evidencias, tales como patrones comunes de conducta del acusado y testigos que confirmaron la relación que existió entre la víctima y el indagado”.
En cuanto a las denuncias de aborto, se estableció que en al menos un caso “habría antecedentes que corroboran la participación de Renato Poblete”.
“Somos conscientes de este grave daño”, añadió del Campo. Además comprometió la colaboración de la Compañía de Jesús con la justicia.
En cuanto a las responsabilidades, tanto individuales como de la Compañía de Jesús, la investigación recogió diversos antecedentes que dan cuenta de que existió un número significativo de personas -jesuitas y laicos- que tuvieron alguna información de comportamientos inadecuados del sacerdote Renato Poblete Barth, los que fueron conocidos de primera fuente, por terceras personas, o a modo de rumor. No obstante, aseguran que no se acreditó la existencia de encubrimiento sin desconocer que corresponde al Ministerio Público y a los tribunales establecer su existencia.
Desde la Compañía de Jesús además ofrecieron apoyo económico para los tratamientos terapéuticos a aquellas víctimas que se lo han solicitado.