En una expedición al cerro San Ramón realizada el pasado martes se constató la existencia de un complejo monumental de pircas, asociado a una roca de carácter ceremonial, precisamente en el área llamada Portezuelo del Inca a unos 3.000 metros de altura.
La travesía estuvo encabezada por el arqueólogo doctor Rubén Stehberg, jefe de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural, en la que también participó como guía el investigador Alexis López Tapia, director del programa Rutas de Nuestra Geografía Sagrada de Bío Bío TV, y el andinista Omar Torres.
El sitio fue informado el año pasado por el andinista y operador turístico Víctor Troncoso Valencia, integrante del equipo de contenidos de Rutas de Nuestra Geografía Sagrada, que lo había visitado en 2004 acompañado por la arqueóloga Claudia Cádiz, la que en esa oportunidad señaló que podría tratarse de un sitio de posible origen incaico.
Esto fue comprobado ayer con el descubrimiento de abundante presencia de restos cerámicos diagnósticos, que fueron identificados in situ por el doctor Rubén Stehberg como pertenecientes al período de ocupación Tahuantinsuyo, idénticos a los que él encontró en el sitio “Quebrada de Ramón”, que fueron datados alrededor del año 1450.
Se trata de dos tipos de cerámica utilitaria, llamadas “café alisado” y “rojo engobado”, ambas con una técnica de acabado interior denominada “cepillado”, utilizada específicamente por los incas.
El descubrimiento de este nuevo sitio en el Portezuelo del Inca constituye un hallazgo altamente relevante para comprender la ocupación simbólica del valle del Mapocho, la Quebrada de Ramón y las cumbres adyacentes, transformándose en el sitio de altura más importante frente a Santiago y el segundo en altitud después del cerro El Plomo, donde se encontró la momia de un niño inca en 1954.
Abajo del Portezuelo del Inca, en medio de la Quebrada de Ramón, a unos 1.800 metros de altura, el doctor Stehberg ha venido excavando desde diciembre del año pasado un sitio comúnmente llamado “Cementerio de Indios”, que fue descubierto en 1987 por el andinista Omar Torres y que la investigación ha determinado que en realidad se trata de un santuario o adoratorio dedicado al agua, ya que en torno a él confluyen las dos vertientes que dan origen al estero del lugar.
Para Stehberg, el descubrimiento del complejo monumental de pircas en el Portezuelo del Inca, junto a la roca ceremonial o “huaca” donde se realizaban las ofrendas de cerámica, viene a comprobar su hipótesis de que los incas sacralizaron la totalidad de la Quebrada de Ramón ya a partir de su base, donde se encontraban los Baños termales de Apoquindo, donde se sitúa el actual Hospital Diprema; el cementerio de bóvedas Inca de La Reina, actual Parque Mahuida, descubierto en 1947; el adoratorio al agua en medio de la quebrada y el sitio descubierto ayer en el Portezuelo del Inca.
En la expedición se pudo comprobar que desde el Portezuelo del Inca se tiene una notable vista panorámica del valle del Mapocho, y a la vez, una impresionante perspectiva del cordón del cerro El Plomo, sector hacia el que precisamente se orienta el conjunto monumental de “pircas”, compuesto por al menos 7 grandes recintos que podrían ser investigados el próximo verano por el doctor Stehberg, una vez aprobados los permisos correspondientes por el Consejo de Monumentos Nacionales.