Personas desvaneciéndose en la vía pública, ataques de epilepsia, infartos y pérdida de la consciencia. Todos esas señales son parte del montaje que realizan -especialmente en lugares concurridos- los denominados pacientes simuladores, personas que simplemente fingen estar enfermas o pretenden sufrir un problema de salud urgente para llamar la atención de los transeúntes.
Más allá de lo curioso o anecdótico, la situación en el Gran Concepción se ha transformado en un problema. Al menos así lo aseguran desde el SAMU penquista, servicio que ya ha identificado al menos tres de este inusual tipo pacientes.
Pero… ¿Quiénes son? Según cuentan desde el servicio -sin ahondar en detalles, para proteger la identidad de los pacientes- uno de ellos corresponde a un hombre, cuyo modus operandi es simple: se detiene en la calle y finge un fuerte dolor al corazón y dificultad para respirar. Los transeúntes, al advertir la situación, llaman de urgencia, solicitando la presencia de ambulancia.
“Obviamente lo hace en partes donde hay harta afluencia de público”, señala Romina Rojas, radio operadora en el SAMU de Concepción hace 8 años, quien añade que -pese a que se trata de un viejo conocido- deben concurrir al lugar, pues nunca se sabe si se trata de una emergencia real o no.
Similar es lo que ocurre con una mujer en Hualpén. Sus locaciones preferidas son la municipalidad de la comuna y el supermercado Mayorista 10. Allí, simula un ataque de epilepsia y -como es de esperarse- llama la atención de las personas que por ahí transitan.
Lo curioso de este caso es que ella efectivamente padece epilepsia e incluso porta una credencial que así lo acredita. Sin embargo, la funcionaria del SAMU indica que “está muy bien compensada con su enfermedad, entonces nunca ha convulsionado en la vía pública”.
El último paciente simulador identificado también corresponde a una mujer, quien en sectores céntricos de Concepción suele fingir desmayos o desvanecimientos. La gente le habla, pero no logra articular una respuesta.
“(Las personas) llaman al SAMU pensando que es un paciente grave, pero en realidad es un paciente conocido de nosotros”, dice Romina Rojas.
Problemas
Tal como se mencionó, los pacientes simuladores se han transformado en un problema para el servicio. En efecto, la radio operadora asegura que reciben aproximadamente unos 20 llamados por estos casos al mes.
“En Talcahuano y en Hualpén tenemos carencia de móviles, entonces tenemos que privilegiar otras cosas que la gente no entiende en el momento que están llamando, porque ellos piensan que sí es una emergencia”, sostiene Rojas.
“Entonces, se les indica que el paciente sí es conocido y que en la medida que podamos vamos a atenderlo”, añade.
Soledad
A los pacientes simuladores hay que sumarle las llamadas falsas o pitanzas de niños y adultos. Y no sólo eso, pues en ocasiones hay personas que -sin necesitarlo- se quieren ir en ambulancia a los controles periódicos en los centros asistenciales e incluso hay quienes la piden para devolverse a sus casas. Tampoco faltan los que, equivocadamente, creen que serán atendidos antes en el servicio de urgencias si llegan a bordo de éstas.
También hay otras realidades duras. Edith Quintulén, jefa técnico en el SAMU penquista explica que hay adultos mayores solos que llaman a la ambulancia únicamente para tener compañía.
“Ellos confiesan que efectivamente se sentían solos”, relata.
La profesional insistió en que en conjunto, con todas las llamadas que no corresponden al servicio, se pierde alrededor del 40% de los esfuerzos del SAMU, que para toda la red cuenta con 52 ambulancias.