Vanidoso, de gustos caros y extraños, así se podría resumir a Reinedio González Durán (57), más conocido como El Martillo, excapo de la droga del Gran Concepción quien recibió el beneficio de la libertad condicional ayer miércoles. González poseía extravagantes objetos, como bustos egipcios y muebles dorados, además de grandes espejos, entre otros bienes que se encontraban en su casa cuando esta fue allanada.
El exnarco, que operaba desde Hualpén, estaba en la cárcel desde 2011 cuando fue declarado culpable por los delitos de tráfico de drogas y lavado de activos.
El también conocido como “Faraón” habría comenzado realizando lanzazos y otros robos de poca envergadura, pero logró avanzar hasta llegar a convertirse en un influyente traficante, de acuerdo a un archivo de prensa de Revista Nos, en el cual describieron su perfil.
Vida de lujos
González vivía en la población Emergencia de Hualpén, junto a sus cuatro hijos y a su esposa. Era conocido por ser solidario con sus vecinos, a quienes muchas veces ayudó económicamente e involucró en el negocio de las drogas.
Por Fabiola Quintana, su cónyuge, fue descrito en la indagación judicial como un buen dueño de casa, que entre otras cosas iba al supermercado; y se preocupaba de pagar el furgón escolar y el colegio de sus hijos.
Cuando en 2009 la policía entró a su casa, en un operativo que involucró a más de 200 hombres armados, se encontró con extraños y caros bienes.
En su búnker había estatuas y bustos de faraones, un cuadro de La última cena, además de ostentosos espejos con marcos brillantes, muebles dorados, piso de cerámica, grandes televisores, electrodomésticos y muchas joyas.
Las obras eran falsificadas, pero -igualmente- sus bienes estaban avaluados en unos 35 millones de pesos. González no pudo justificar el origen del dinero para adquirir los objetos.
La única que poseía actividades registradas era su esposa Fabiola, quien sólo tenía tres negocios: una botillería y dos salones de pool. Ninguno de ellos tenía una actividad comercial que correspondiera con las ganancias y estilo de vida de la familia.
La mujer, de hecho, declaró en la investigación que su marido ganaba entre 500 mil pesos y un millón, y que ella sabía hace 22 años que se dedicaba a la droga.
La libertad
En 2011 González fue condenado por tráfico de drogas y lavado de activos, una pena de 15 años de cárcel que le permitió este año optar a la libertad condicional.
Su defensa argumentó que su comportamiento había sido intachable y que, además, había sacado sus licencias de educación básica, enseñanza media y que también estudió para ser técnico en madera, por lo que se encontraría cursando su práctica profesional, según La Estrella de Concepción.
Pese a que en una primera oportunidad la Comisión de Libertad de la Corte de Apelaciones de Concepción no quería conceder el beneficio, la Corte Suprema la obligó a reconsiderar su posición pues se había calculado mal el tiempo mínimo que debía pasar en prisión para optar a la medida.
Finalmente se conoció ayer miércoles que El Martillo quedó en libertad, por lo que se retiró del Centro de Cumplimiento Penitenciario Bío Bío en la tarde.