Las vecinas relataron que muchos adultos mayores están durmiendo solos en carpas y con el miedo de ser víctimas de la delincuencia. También advierten el riesgo de una crisis sanitaria debido a la falta de agua y alcantarillado.
Dirigentas del campamento Manuel Bustos de Viña del Mar, una de las zonas afectadas por el megaincendio, denunciaron abandono por parte del Estado y revelaron las condiciones insalubres en las que viven cientos de familias.
La mayoría de los damnificados actualmente está viviendo en carpas, en medio de plagas de ratones, advirtiendo a las autoridades sobre una segunda alerta, una sanitaria.
En conversación con Podría Ser Peor, las dirigentas Carola Rojas y Carmen Sandoval relataron los escasos avances en reconstrucción y las deplorables condiciones en las que viven muchas familias del asentamiento.
“Nosotras vemos todos los días a abuelitos que no tienen un paquete de pañales, abuelos postrados. Vimos el cuerpo de nuestros muertos tirados en la calle“, lamentó Rojas.
Tal como lo planteó ayer un grupo de damnificados a la ministra Camila Vallejo, la principal demanda es la seguridad, sobre todo para aquellos adultos mayores que pasan la noche solos al interior de una carpa.
Por su parte, Carmen Sandoval pidió agilizar la entrega de viviendas antes que lleguen las lluvias e instalar sistema de alcantarillado, advirtiendo problemas de insalubridad. “Tenemos plaga de ratones… nos llega mercadería y los ratones las están comiendo”, graficó.
“Los baños químicos que instalaron a contar del quinto día, pasaron dos semanas que lo fueron a limpiar”, detallaron a modo de ejemplo.
Según relataron las vecinas, las viviendas de emergencia que se han levantado en la zona corresponde a donaciones de privados o de figuras de televisión. El resto, en tanto, “sigue viviendo en medio de los escombros y con plaga de ratas“, lamentó una de las dirigentas.
En los cerros no quedaron negocios ni pasan micros, por tanto, los vecinos deben caminar largas distancias para poder abastecerse. A más de un mes de la emergencia, varias localidades aún no cuentan con luz, aumentando la sensación de inseguridad.
También demandan frutas y pan para entregar a los afectados que se alimentan de las comidas que preparan las ollas comunes.
“El Estado chileno tiene que tener una modificación profunda a temas de desastre porque somos un país de catástrofe. Nosotros esto lo dijimos siempre, ‘nos vamos a quemar, los cortafuegos, hay que avanzar con los grifos’, todas las medidas de seguridad siempre las pedimos y, sin embargo, esperaron a que la gente se quemara, que hubiera muertos, que la gente sufriera arrancando del fuego para decirnos que estamos buscando la solución”, dijo entre lágrimas Carola Rojas.
“La gente requiere techo, requiere alcantarillado, agua potable”, cerró.
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