La palta forma parte importante de la dieta de los chilenos, pero en el último tiempo también ha logrado posicionarse en mercados internacionales, especialmente debido a su aporte nutricional y el hecho de ser catalogada como “super alimento”.
Lo anterior ha ocurrido particularmente en Europa, continente que importa grandes cantidades de esta fruta desde nuestro país. No obstante, la seria situación que afecta a Petorca, región de Valparaíso, no ha pasado desapercibida.
Fue así como el periódico británico The Guardian publicó un artículo en el cual evidenciaron la molestia de los habitantes de esta área del centro del país, la cual estaría siendo indirectamente potenciada por los consumidores del Reino Unido.
“Los supermercados británicos están vendiendo miles de toneladas de paltas plantadas en una región chilena donde pobladores aseguran que grandes cantidades de agua están siendo desviadas, generando sequía”, indicó el medio.
“Importantes supermercados del Reino Unido incluyendo Tesco, Morrisons, Waitrose, Aldi y Lidl proveen paltas de la principal provincia productora en Chile, Petorca, donde derechos de agua han sido violados”, añadió el escrito.
Además, el medio citó a una investigación de la Dirección de Aguas de 2011, que contó con la participación del Ministerio de Obras Públicas (MOP), la cual reveló la existencia de sesenta y cinco canales subterráneos ilegales en la zona, los que eran utilizados para desviar cauces de agua con el objetivo de regar terrenos de privados, dedicados a la exportación del fruto.
La actual polémica ya se conoce a nivel corporativo en Gran Bretaña.
El Consorcio Británico del Retail, ente que representa a los supermercados más importantes, señaló que éstos han sido informados de las acusaciones de los afectados y uno de sus voceros emitió una declaración al respecto.
“Nuestros miembros han sido advertidos de las acusaciones hechas acerca de las prácticas de producción de paltas en Petorca. Éstas trabajarán con sus proveedores para investigar el hecho”, aseguró.
“Salvaguardar el bienestar de la gente y las comunidades en las cadenas de suministro es fundamental para nuestras prácticas como industria responsable”, añadió.
Lidl ya comenzó una indagación, pese a que sólo una parte de sus compras provienen de nuestro país. “Nos preocupó conocer estas acusaciones y, por ello, investigaremos la polémica tanto con nuestro proveedor y la Rainforest Alliance”, una organización internacional no gubernamental que busca conservar la biodiversidad.
Según consignó Water Footprint Network, dependiente del Instituto Unesco-IHE para la Educación relativa al Agua, se necesitan dos mil litros de agua para producir un kilo de palta, cuatro veces lo necesario para producir un kilo de naranjas y diez veces lo requerido para un kilo de tomates.
Sin embargo, la realidad en Petorca es más brutal debido a su ubicación geográfica y a los problemas derivados del calentamiento global. Según dijo al medio el agrónomo y miembro de Modatima, Rodrigo Mundaca, los requerimientos hídricos para la zona son mayores.
“Es una zona muy seca, donde casi nunca llueve, por lo que cada hectárea cultivada requiere cien mil litros de agua por día, una cantidad equivalente a lo que mil personas usan en un día”, acusó.
De acuerdo a cifras oficiales, el Reino Unido importó diecisiete mil toneladas de paltas desde Chile en 2016, compras que registraron un aumento del 27% en 2017. De este total, el 67% proviene de Petorca.
Voces locales
Vecinos de Petorca conversaron con el matutino y comentaron parte de su día a día y cómo éste ha cambiado debido a la producción de palta.
Una de ellas fue la directora del Programa de Agua Potable del MOP, Verónica Vilches, quien aseguró que el negocio los ha afectado de manera negativa.
“La gente se enferma por la sequía. Nos encontramos eligiendo entre cocinar y lavar, ir al baño en pozos en el suelo o en bolsas plásticas, mientras los grandes negocios agrarios ganan más y más”, lamentó.
La zona pasa por una escasez hídrica desde hace diez años. No obstante, en marzo, la gobernadora María Paz Santelices indicó que una incipiente recuperación podía ser observada.
Pese a ello, los habitantes parecen no notar tal cambio y, al menos, doscientas cincuenta familias reciben cincuenta litros de agua diarios de camiones aljibe.
Pero aquello no es suficiente, dijo Mundaca. “Las calidad es terrible. El agua es a menudo amarilla o tiene barro, otras veces huele a cloro. Dicen que es potable, pero la gente se enferma cuando la beben, por lo que están obligados a hervirla o comprar agua embotellada”.
En línea con lo anterior, Mundaca lamentó el hecho que la palta haya destruido la zona.
“Nuestra provincia está envejeciendo. Los jóvenes se están yendo a las ciudades y muchos de los hombres buscarán trabajo en las minas del norte”, dijo el agrónomo, para quien la vida se está volviendo “insostenible”.