En prisión preventiva quedaron esta tarde Rolando Villagrán Retamal (58) y Clara González Figueroa (38), tras ser formalizados por el homicidio calificado del odontólogo cubano Reinier Sánchez González, cuyo cuerpo fue hallado desmembrado y en bolsas de plástico, el 3 de agosto pasado en el río Perquilauquén, en Ñuble.


 
Según expuso la fiscal Tamara Cuello en la formalización, ambos imputados tenían una relación de pareja y son dueños de una clínica dental de Lampa, en donde la víctima trabajó hasta abril pasado. 
 
Acotó que los primeros días de julio “tomaron la decisión de dar muerte a la víctima ante la posibilidad de ser denunciados por ésta por diversas prácticas reprochables, como el consumo de drogas en dependencias de la clínica, malos tratos hacia los trabajadores de la misma y la suplantación de identidad por parte del imputado Rolando Villagrán. Y, además, por haber la víctima mantenido una relación sentimental con la imputada”.
 
Según la declaración de trabajadores de la clínica, conocidas en la audiencia, el imputado varón se hacía llamar “doctor Damián”, el nombre de su hijo que sí es odontólogo. Se deberá investigar ahora si Rolando Villagrán ejerció, además, ilegalmente la profesión de dentista.
 
La Fiscalía y la Brigada de Homicidios de la PDI de Chillán establecieron que la última vez que la víctima fue vista con vida fue el 2 de julio pasado, cuando habló por videollamada con su madre que reside en La Habana, en Cuba.
Ese día Sánchez estaba en su casa en Lampa, pues su madre reconoció la vivienda, ya que había estado en ésta en un viaje a Chile.
 
La Fiscalía planteó en su formalización que la muerte se produjo con elementos contundentes, y lesiones  cortantes y cortopunzantes, el 4 de julio, en algún lugar entre las regiones Metropolitana y Ñuble, donde casi un mes más tarde fue hallado parte de su cuerpo, el que fue cercenado con sierra y hacha, según reveló la autopsia. Las bolsas halladas en el río tenían piedras para evitar que afloraran a la superficie.
 
Clave resultó la georrefeenciación de los celulares de la víctima y sus agresores,
pues los sitúa juntos en el trayecto realizado ida y vuelta, durante 12 horas, entre ambas regiones desde la noche del 4 de julio a la mañana del día siguiente.

“No sólo existen los tráficos de los teléfonos, sino que los registros de los pórticos de las autopistas”, dijo la fiscal. En este viaje se movilizaron en el auto de Clara González, donde además se hallaron dos manchas de sangre humana en el asiento trasero abatible, las que están en estudio para saber a quién corresponden.
 
Luego de ello, la misma mañana del 5 de julio comenzó el envío de una serie de mensajes de texto por WhatsApp a una amiga, a la arrendataria, a la madre y al hermano de la víctima en donde, supuestamente, el dentista cubano les decía que se iba al sur del país y luego a Argentina para radicarse allí. La fiscal Tamara Cuello expuso que “se trata de mensajes estratégicos realizados por los imputados que tenían la finalidad de evitar que se interpusiera una denuncia por presunta desgracia y de esta forma sus agresores ganar tiempo, esperando que nunca se encontrara su cuerpo”.
 
Precisamente, los imputados también decidieron obstaculizar la identificación del cadáver, desmembrándolo, cortándole los dedos, extrayendo sus huellas digitales y escondiendo partes del cuerpo que podían dar pistas sobre quién se trataba. Por ejemplo, Reinier Sánchez tenía un gran tatuaje en la espalda, sección de su cuerpo que no ha sido hallada.
 
El Juzgado de Garantía de San Carlos acogió la solicitud de prisión preventiva, estableciendo que la libertad de los imputados es un peligro para la seguridad de la sociedad y, además, al haber tratado de evitar el hallazgo del cuerpo y su identificación, también estimó que hay un peligro de fuga. El tribunal estableció seis meses de plazo para la investigación.