La Policía de Investigaciones realizó pericias en la discoteque gay Frida Kahlo de Chillán, tras recibir una denuncia por un presunto incendio intencional con motivaciones homofóbicas, ocurrido la madrugada del domingo, mientras en el local permanecía una treintena de personas.

De acuerdo a la propietaria del recinto, Jacqueline Ortega, se escuchó un estallido e, inmediatamente, los clientes advirtieron que la terraza estaba encendida. “Entre todos quienes estábamos en el lugar apagamos las llamas para que no se propagaran. Cuando salimos a la calle a ver que ocurría, nos dimos cuenta que nuestro vecino de la iglesia evangélica estaba con un bidón de parafina”, denunció.

“Sin ningún tipo de pudor o arrepentimiento nos afirmó que él había comenzando el fuego, peor aún, nos amenazó con matarnos por depravados”, añadió la dueña del club lésbico ubicado en la avenida O’Higgins.

Una vez controlado el fuego, Ortega realizó la denuncia, por lo que la PDI acudió al sitio del suceso para tratar de esclarecer los hechos. En las próximas horas emitirían un informe a Fiscalía.

Tras conocer esta situación, el presidente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) en el Bío Bío, Esteban Guzmán, advirtió que esperan la máxima sanción. “Iniciaremos acciones legales contra el responsable. Su acto marca un negativo y funesto precedente para la seguridad de las personas lesbianas, gays, bi, trans e intersex que debe ser combatido al instante y con el máximo rigor de la ley”, sostuvo.

Según el Movilh, el presunto responsable les habría dicho que “si no se queman aquí, se quemarán en el infierno y si eso no pasa lo haré yo”.

Encararon a vecino

Desde la agrupación aseguraron que el vecino, miembro de una iglesia evangélica colindante, fue quien provocó el siniestro con un líquido acelerante.

“Lanzó parafina desde la pandereta que separa los inmuebles, para posteriormente encenderle fuego. Es una situación en extremo grave que pone en riesgo a las personas. Este sujeto debe recibir la máxima sanción de la ley”, detalló Guzmán.

Mientras esperaban la llegada de la policía, la dueña y clientes del club encararon al presunto autor, advirtiendo del gran daño que hizo y las consecuencias que pudo tener, ya que había clientes en el interior.

En medio de la discusión, algunos residentes manifestaron estar molestos por el ruido que genera el recinto y afirmaron que están “cansados de aguantar”.