Durante las últimas horas se conoció que Papa Francisco aceptó la renuncia de tres Obispos. Se trata de Gonzalo Duarte, Cristián Caro y Juan Barros.

El último de estos, se desempeñó en la diócesis de Osorno, lo que generó un clima de gran tensión en la zona, pues un grupo habitantes lo rechazaba profundamente desde su designación, tras ser sindicado como uno de los encubridores los abusos de Karadima.

De esta manera Juan Barros envió una misiva, donde expresó su agradecimiento a Francisco y “a quienes con fe, le recibieron, le acompañaron y trabajaron por la Iglesia” y agrega que espera que algún día “llegue a resplandecer toda la verdad”.

Barros también tuvo palabras para los habitantes de la comuna de Osorno, a quienes les deseó lo mejor “en su peregrinación hacia la plenitud cristiana. He rezado mucho por esto y traté de colaborar en ello estos años que fui destinado a este servicio pastoral”.

Al final de la breve carta, el ahora exobispo de Osorno, pidió disculpas por sus limitaciones y lo que no pudo lograr, agregando “nuestras vidas están en las manos de Dios que conoce nuestras conciencias y las acciones de cada uno en este complejo tiempo que nos tocó vivir”.

Lee a continuación la carta enviada por Juan Barros:

Hoy se ha comunicado oficialmente que el Santo Padre ha aceptado mi renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Osorno. Como es de conocimiento público, en ocasiones anteriores ya había puesto en sus manos esta misión encomendada.

Nuevamente expreso mi gratitud al Papa Francisco por su viva y paternal preocupación para el bien de todos. Con espíritu de fe veo en sus decisiones los caminos de Dios, su Divina Providencia nos va conduciendo para nuestro
mayor bien.

A la Diócesis de Osorno le deseo lo mejor en su peregrinación hacia la plenitud cristiana. He rezado mucho por esto y traté de colaborar en ello estos años que fui destinado a este servicio pastoral.

Agradezco a todos quienes con fe me recibieron, me acompañaron generosamente, trabajaron con amor por su Iglesia. Agradezco a muchas personas y comunidades que han rezado y también ofrecido sus dolores conmigo en este tiempo, en la esperanza de “que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman” (Romanos 8,28). A los más pobres y quienes más sufren les envío un especial abrazo, pidiéndoles que no dejen de orar por mí.

Les pido con humildad que me disculpen por mis limitaciones y lo que no pude lograr; el Padre misericordioso del cielo nos ayude a todos para mejorar, para amar en todo. Nuestras vidas están en las manos de Dios que conoce nuestras conciencias y las acciones de cada uno en este complejo tiempo que nos tocó vivir.

A mi querida familia y buenos amigos que me acompañan espiritualmente y estimulan, les encomiendo especialmente a la recompensa eterna de Dios. Sigamos confiando el presente y futuro a su infinito Amor.

Renuevo mi confianza en el amparo y guía de nuestra Santísima Madre la Virgen María, pidiéndole especialmente que algún día llegue a resplandecer toda la verdad.

+ Juan Barros Madrid