El exrondín del Colegio Bautista de Temuco, absuelto por el crimen de Erica Hagan, demandó al Estado por más de 800 millones de pesos.
Se trata de Domingo Cofré, quien fue imputado por el brutal asesinato de la psicóloga estadounidense al interior del recinto educacional.
Sin embargo, tras el juicio el hombre -que se desempeñaba como rondín del colegio al momento del crimen- fue absuelto de los cargos.
De esta manera la acción civil apunta responsabilidades del Ministerio Público y la Policía de Investigaciones, en específico contra excomisaio de la Brigada de Homicidios, Herbert Viveros Urbina, quien lideró la investigación en su contra.
En el escrito, al cual tuvo acceso Radio Bío Bío, la parte demandante cuestiona la serie de errores que se cometieron a lo largo de la investigación que llevó a cabo el fiscal jefe de Alta Complejidad de Temuco, Luis Arroyo.
El abogado que representa al exfuncionario de la PDI, Christian Fuller explicó que están analizando la demanda y los cursos de acción que tomará la defensa en este polémico caso policial.
La demanda también responsabiliza a Herbert Viveros, en la desaparición de un reloj de Erica Hagan, que portaba cuando fue asesinada y que quedó fijado en un registro fotográfico de la propia policía.
¿Quién era Erica Hagan?
Erica Hagan era una joven psicóloga de 22 años, proveniente del estado de Kentucky, Estados Unidos.
Por medio de la red del establecimiento, Erica llegó a Temuco a colaborar en el Departamento de Inglés y participar en la educación cristiana de los estudiantes.
El crimen que conmocionó a Temuco
Según recopiló un reportaje de la revista NOS, la PDI consignó que el crimen ocurrió entre las 21:10 y 22:30 horas del viernes 5 de septiembre de 2014. El hallazgo del cuerpo fue a las 13:00 horas del día siguiente.
En total el cuerpo estuvo en la habitación destinada para estudiantes de intercambio por cerca de 15:00 horas, tiempo suficiente para que la persona que cometió el delito, que aún no se sabe si fue de índole sexual, robo o por algún otro motivo, aprovechara de borrar huellas, quemar ropa y pertenencias de la joven, para posteriormente dejar el cuerpo en la tina del baño con evidentes rasgos de haber sido violentada con un atizador: el arma homicida.
El único imputado
Los pocos restos de evidencia apuntaron a una persona: Domingo Cofré Ferrada, técnico jurídico de 44 años, quien había ingresado al establecimiento a trabajar como auxiliar.
Según el hombre, el nunca entró al departamento, sin embargo, su ADN resultó compatible con los restos encontrados en el atizador.
El horario que el hombre habría tenido esa noche habría potenciado la teoría que lo situaba en el lugar, desestimando la hipótesis de un “presunto pololo”, del que nadie tenía conocimiento.
Uno de los puntos que generó más curiosidad fue su “detallada descripción” del turno, además de haber salido de su lugar de trabajo en dos oportunidades, sumado al hecho que pese a ver humo saliendo desde la ventana donde se encontraba la mujer, no llamó a Bomberos.
Pese a lo anterior, y tras una extensa investigación, la que en un primer período se mantuvo secreta, el Ministerio Público absolvió a Cofré.
Hasta el día de hoy aún no hay un culpable, tampoco mayores antecedentes, solo una familia que sigue buscando respuestas sobre el asesinato de la joven psicóloga estadounidense.