Polémica causó en Antofagasta la entrega de una casa fiscal al centro espiritual Luz y Progreso, agrupación que -entre otras actividades de ayuda social- dice operar a enfermos con “médicos muertos”, quienes tratarían a los pacientes desde “otra dimensión”.
La explicación del supuesto funcionamiento de este grupo fue dada por la misma Gobernación y la entrega fue respaldada por la gobernadora Katherine López, quien atribuyó la entrega a Bienes Nacionales y defendió que la decisión se tomó para el beneficio de los vecinos, ya que el inmueble estuvo por años abandonado, siendo foco de narcotráfico, riñas e incluso incendios. Ante este escenario, aseguró también que el centro espiritual era el único interesado en ocupar el lugar.
Luego de que sectores cuestionaran que no se entregara el recinto a instituciones como la Cruz Roja, desde esta misma institución aseguraron a El Mercurio de Antofagasta que efectivamente también han estado en búsqueda de un lugar, dado que actualmente administran un albergue con atención integral para 30 personas en situación de calle.
“No teníamos dependencias y tuvimos que arrendar una casa por dos meses. No tenemos otro lugar físico en la ciudad y si lo tuviéramos podríamos desarrollar muchas más actividades de apoyo a la comunidad”, expresaron a dicho medio, que acotó que son al menos 200 las instituciones en la región que también prestan servicios voluntarios de apoyo social y comunitario, muchos de los cuales carecen de dependencias propias.
Profesionales de la medicina se expresaron críticos hacia la decisión, salvo desde el Colegio Médico regional de Antofagasta, cuyo presidente regional, Dr. Aliro Bolados, atribuyó la práctica esotérica a “medicina no tradicional que utiliza creencias, costumbres que son propias de distintos sectores”.
“Esto desde el punto de vista sanitario está controlado, fiscalizado y autorizado por la autoridad sanitaria”, indicó, apuntando hacia la Seremi de Salud.
Más dura se manifestó la presidenta nacional del gremio, Izkia Siches, quien dijo que como Colegio esperan “seriedad” de las autoridades al destinar recursos públicos.
Esta última entidad de Gobierno manifestó al respecto que “la medicina tradicional es la única que tiene resultados comprobados. Existen medicinas complementarias y alternativas, pero no se debe abandonar el tratamiento otorgado por un médico”, recomendaron, afirmando respecto de una posible fiscalización que puede darse “eventualmente estos centros, en relación al Decreto 594 que se refiere a condiciones mínimas en los lugares de trabajo”.
Por su parte, Carolina González, presidenta de la Sociedad Chilena de Medicina Familiar, cuestionó que recursos fiscales sean destinados a este tipo de prácticas por no tener fundamento científico que avale su efectividad.
Por ello, recomendó a quienes se hayan atendidos en centros de este tipo sean cuidadosos y “aunque le hayan dicho que esté sana, que lo comprueben con los exámenes correspondientes”.
“Confíen en los Médicos y que, a pesar de que podrían no tener estas terapias daños directos, el riesgo es que si dejan de tratarse la enfermedad puede empeorar”, advirtió.
Con más dureza se expresó Claudio Daza, miembro de la Asociación de Escépticos de Chile y presidente de la Alianza por la Salud Publica, quien sostuvo que la autoridad, al facilitar un terreno fiscal a un centro que dice tratar con médicos muertos, no sólo le está quitando la oportunidad a otras organizaciones civiles, sino que también la “valida” confundiendo a la población al darles su “sello” de confianza.
Recordó que este tipo de prácticas, al no someterse a la investigación científica, usualmente se explican por una serie de sesgos que pueden dar la ilusión de efectividad, y que se ha descrito previamente el riesgo de que gente abandone tratamientos de eficacia conocida o retrase su diagnóstico, exponiéndose a que sus males empeoren con el tiempo.
Ante el interés de la Cruz Roja de utilizar el lugar, “con mayor razón” deberían barajarse otros postulantes.