El Centro de Estudios Justicia y Sociedad UC publicó un análisis sobre las condiciones laborales y actitudes hacia los internos de los funcionarios de Gendarmería.
El documento se basó en contextos como la expansión del narcotráfico, la migración explosiva y la carencia de recursos para recintos penitenciarios.
En un total de 89 páginas, se revelan importantes deficiencias al interior de la institución. Estas guardan relación con la formación de los gendarmes, el trato que mantienen con los reclusos, el clima laboral y la salud mental, entre otros ámbitos.
El estudio de la Pontificia Universidad Católica se pudo realizar a través de encuestas a 1.323 uniformados y de intervenciones grupales en cuatro cárceles: CPF Arica, CDP Santiago I, CDP Santiago Sur y CP Puerto Montt.
63% de gendarmes se ha enterado de actos de corrupción
Según el análisis, una gran parte del personal considera de las jefaturas deben fortalecer su responsabilidad sobre ciertas situaciones que ocurren al interior de las unidades penitenciarias.
Por ejemplo, uno de los elementos que generan mayor tensión en el ambiente laboral es la comisión de acciones indebidas por parte de algunos funcionarios.
Más de la mitad de los encuestados señaló que se ha enterado de actos de corrupción por parte de gendarmes (63%), de actividades ilícitas que realizan uniformados por los internos (57,8%) y de consumo problemático de alcohol y drogas (56,1%).
Victoria Osorio, investigadora del Centro de Estudios Justicia y Sociedad UC, indicó a BioBioChile que “estas acciones, además de atentar contra la probidad, también afectan al clima laboral. Las personas que nosotros entrevistamos señalaban que se genera una impresión de falta de gestión y de liderazgo”.
“También genera hostilidad en el ambiente laboral, ya que produce desmotivación y desconfianza”, agregó.
Entre las medidas que podrían tomarse para mitigar este tipo de prácticas están “la implementación de sistemas de comunicación que sean efectivos. Más allá de que exista un canal de denuncias, que este pueda ser seguro y transparente. También, fortalecer los mecanismos anticorrupción para monitorear los actos indebidos y los mecanismos de formación que promuevan la probidad”.
Problemas en formación de funcionarios
Otro tema que preocupa es la formación de los gendarmes. Acá se tiene tres ejes fundamentales: seguridad, reinserción social y derechos humanos.
Sólo el 50% del personal considera que hubo un muy buen desarrollo del eje de seguridad en su proceso formativo. En el caso de los dos restantes, los porcentajes bajan a 37% y 36%, respectivamente.
Por otra parte, entre un 20% y un 25% de los funcionarios declara haber participado en capacitaciones en ámbitos de seguridad, derechos humanos o reinserción.
“La misión institucional de Gendarmería no es sólo la seguridad, sino también la reinserción. No obstante, en los relatos de las personas aparece frecuentemente una noción de que la reinserción está más bien obstaculizando la función penitenciaria y esto se traduce en discursos y prácticas punitivas y machistas que se van reproduciendo en el sistema penitenciario”, explicó Victoria Osorio.
Ahora, respecto a la formación entregada en la Escuela de Gendarmería, sólo dos de cada cinco funcionarios considera que tuvo una formación útil para la labor que desempeñan cotidianamente.
En esa misma línea, el 75,6% de los gendarmes encuestados afirma que aprendió más de sus propios compañeros de trabajo que de la formación académica.
La “identidad masculina” que afecta a salud mental
Otro de los factores que preocupa es la salud mental de los funcionarios de Gendarmería.
Un 47,5% del personal masculino declara que alguna vez durante el último año sintió la necesidad de atenderse en esta materia. Sin embargo, sólo uno de cada tres recibió tratamiento.
En el caso de las mujeres, un 52,5% necesitó acceso a una intervención por salud mental y más de la mitad de las funcionarias fue atendida.
“La contradicción entre la falta de acceso a salud mental, estrés y descontento laboral se puede explicar también por el hecho de que los problemas de salud mental se encuentran altamente estigmatizados en contextos penitenciarios”, expresa el estudio.
En ese sentido, los funcionarios penitenciarios “generalmente adoptan una identidad tradicionalmente masculina con el fin de no mostrar vulnerabilidad frente a la jefatura, otros colegas y las personas privadas de libertad. En efecto, puede resultar mal visto solicitar ayuda para problemas de salud mental, ya que resulta incompatible con la construcción de identidad penitenciaria”.
Revisa el estudio completo sobre condiciones laborales de gendarmes: