El fuego se esparció por los pasillos de Morandé 107 y, sin importar el Año Nuevo, cruzó la calle hasta llegar a La Moneda. Los indultos firmados el 30 de diciembre pasado terminaron con la salida de la entonces ministra de Justicia, Marcela Ríos, y el ascenso de Luis Cordero. El abogado —quien hizo clases a Gabriel Boric en la Universidad de Chile— logró extinguir el incendio, pero hoy vuelve a dar la cara ante una emergencia aún más grande, opacando incluso la figura insigne de Camila Vallejo.

“Voy a aprovechar yo de responder”. Con estas palabras comenzó el salto del ministro de Justicia, Luis Cordero, a la primera plana del Gobierno.

Tras 19 días desde el estallido del Caso Convenios, el presidente Gabriel Boric sembraba dudas sobre la fecha en que La Moneda se enteró del escándalo de Democracia Viva.

Un cuartero conformado por Giorgio Jackson, Álvaro Elizalde, Carlos Montes y —en un rincón— Luis Cordero aparecía ante los micrófonos, pero fue este último quien dio un paso al frente cuando la pregunta vino.

“El Presidente no se ha equivocado, el Presidente ha sido bien transparente como suele ser”, respondió el abogado, descartando que Boric supiera de las polémicas transferencias antes de la publicación del medio Timeline.

De ahí en adelante, Cordero ha compartido escenario con la vocera Camila Vallejo, convirtiéndose en un actor protagónico que algunos ya califican como “el defensor del Gobierno”.

A pesar de ello, al profesor de derecho administrativo no se le mueve un músculo. “Esto es como las entrañas del Estado. Mi explicación ha sido estrictamente técnica, nada más”, señaló esta semana respecto a su nuevo rol.

Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política y académico de la Universidad de Talca, asegura que el ministro Cordero no se destaca por su carisma, pero que “es capaz de poner en venta el Cerro Santa Lucía y muchos creerán que es cierto”.

Más allá de su imagen de perito, que dejaba ver en Twitter antes de reemplazar a Marcela Ríos, agarró la batuta para marcar los compases del Ejecutivo.

ministro cordero
Ministro de Justicia, Luis Cordero | Agencia UNO

“Se necesitan más jugadores”

El 3 de enero pasado, la oposición anunció dos acusaciones constitucionales en menos de una hora. Los ministros Giorgio Jackson y Marcela Ríos eran sacados al pizarrón, aunque sólo esta última le dijo adiós a La Moneda.

El fuego de los 13 indultos terminó calcinando su gabinete en Morandé 107, por lo que el presidente Gabriel Boric se adelantó en pedir su renuncia. De todas formas, la acción de Chile Vamos en su contra se rechazaría con una cifra récord de votos negativos.

Con la socióloga fuera, se notificó que el abogado Luis Cordero, docente de la Universidad de Chile, sin militancia política y con un sumario por plagio en su historial, asumiría en la cartera de Justicia para sofocar el incendio que había comenzado ocho días antes.

“Papelitos primero”, contestó a la prensa tras ser consultado por el beneficio a los presos del estallido. Si bien pudo apaciguar este alboroto, hoy se encuentra en la primera línea del Gobierno ante la crisis más grande de estos 17 meses de administración.

Ocupar el décimo puesto en la precedencia de ministros de Estado —tras nombres como Nicolás Grau o Marco Antonio Ávila— no le impidió a Cordero convertirse en vocero del Caso Convenios, dando origen a una impensada dupla con la comunista Camila Vallejo.

Desde Palacio comentan que se tiene una positiva evaluación del jurista. En ese sentido, la propia Secretaría General de Gobierno estaría impulsando una mayor participación de él por su buen desempeño.

Asimismo, revelan que “se necesitan más jugadores” para hacer frente a los líos de platas que se destaparon a partir de los vínculos entre el exseremi de Vivienda de Antofagasta, Carlos Contreras, y Democracia Viva.

De cualquier modo, Mauricio Morales afirma que Cordero es el ministro de Justicia con mayor exposición política desde Francisco Cumplido, secretario del expresidente Aylwin que colaboró en la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación tras el retorno a la democracia.

ministro
Exministro de Justicia, Francisco Cumplido | Agencia UNO

Ministro Cordero, el “sacrificio” de La Moneda

En tan sólo un mes, el profesor de 50 años ha marcado presencia. Aseveró que existía “corrupción” en la arista que envuelve a la fundación de Daniel Andrade, además de develar la ausencia de boletas de garantía en “buena parte” de los convenios que suscribe el Estado.

Poner el pecho a las balas en esta materia le ha permitido ventilar los salones de La Moneda y, en particular, la oficina de Gabriel Boric.

“Cuando las bombas pegan muy cerca de la Presidencia, un sistema como el chileno, fundado esencialmente en la Presidencia, tiene que hacer sacrificios para evadir el combate directo”, sostiene una fuente de BioBioChile que estuvo ligada hace años al Ministerio de Justicia.

Por ende, la estrategia sería “delegar el tema a un ministerio sectorial y encapsularlo en lo netamente jurídico”. Ahora, ¿existen riesgos al transformarse en el “sacrificio” del Ejecutivo?

De acuerdo a Isidro Solís, titular de Justicia durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, el posible daño a la imagen personal pasa a segundo plano en este tipo de contingencias.

“Todos los ministros de Estado están al servicio del Gobierno. Un ministro tiene que cuidar la salud del Gobierno y no la salud propia, así que lo que uno hace es cumplir un rol no más”, plantea.

Sin embargo, la realidad del actual militante de Amarillos por Chile era distinta a la de Luis Cordero, ya que el primero integró el comité político de la expresidenta.

Este punto no pasa inadvertido para Axel Callís, director de TúInfluyes, quien considera “absurdo” que Gabriel Boric radique la vocería técnico-política en alguien que no forma parte de su comando central.

“Corre el riesgo de parecer más un vocero de Gobierno que un ministro de Justicia. El Gobierno tiene una vocera, pero al parecer Camila Vallejo tiene una agenda y no va a todas las vocerías”, opina.

ministro
Exministro de Justicia, Isidro Solís | Agencia UNO

“Cordero describe, Vallejo encara”

Según la última medición del Centro de Estudios Públicos (CEP), un 87% de los encuestados conoce a la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, quien se alza como uno de los rostros icónicos de la actual administración.

En cuando a su rendimiento, un 27% lo considera positivo o muy positivo, mientras que un 46% la evalúa de forma negativa o muy negativa. Independiente de aquello, el nombre de la exdiputada no ha dejado de sonar como posible carta presidencial en 2025.

En tanto, Luis Cordero sólo ha tenido apariciones fugaces en las encuestas. Por ejemplo, la Cadem del 17 de julio lo situó en el 16° casillero —de 24— entre los ministros más conocidos (34%), siendo superado por otros como Juan Carlos Muñoz (35%) y Jeannette Jara (43%).

Aun así, al comparar el grado de exposición de ambos secretarios de Estado ante el Caso Convenios, estas parecen simples cifras. La sobriedad y rigidez casi matemática del abogado se han impuesto a las interpretaciones de Vallejo en los últimos 30 días.

El académico Mauricio Morales estima que una de las principales diferencias es que “Cordero describe la norma y Vallejo encara a la oposición”.

No obstante, asegura que ambos estilos pueden converger en algún vértice. “El problema se produce cuando emergen conflictos o diferencias, pero es cosa de que ambas figuras se coordinen para evitar errores”, expone.

Precisamente, fuentes de La Moneda confirman que los ministros de Justicia y Secretaría General de Gobierno han mantenido constantes reuniones para ponerse de acuerdo en los discursos que emitirán.

Esto no impidió que presentaran dispares tonos respecto a las capacitaciones de funcionarios públicos. El domingo pasado, Cordero afirmó que “personas que llegan por primera vez a un cargo directivo de una administración en el Estado deberían tener una capacitación básica de reglas”.

En menos de 24 horas, Vallejo replicó que “nunca una capacitación más o una capacitación menos puede ser justificación para no cumplir con la normativa”.

Lejos de considerarlo un impasse, el “bombero de Gabriel Boric” elogió las declaraciones de su colega en la vocería. “Cuando usted asume un cargo, usted asume con todas las consecuencias que supone el conocimiento de la ley”, zanjó.

ministros
Ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, y ministro de Justicia, Luis Cordero | Agencia UNO

De tuitero a ministro favorito del Gobierno

El teléfono de Luis Cordero sonó mientras compraba en un supermercado alemán junto a su esposa, la embajadora Magdalena Atria. No era para ofrecerle un crédito ni un nuevo plan de telefonía, sino el cargo de ministro de Justicia.

Al otro lado de la línea sonaba una voz conocida, que pertenecía a un exestudiante que tuvo en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Nada menos que la del presidente Gabriel Boric.

El abogado no pudo rechazar la oferta y voló de regreso a Chile para tomar posesión de su cargo, firmando el decreto que oficializó su nombramiento el 11 de enero.

Cuatro días antes publicó su último mensaje en Twitter, red social en la que explicaba fallos de la Corte Suprema y compartía sus columnas publicadas en el diario La Segunda.

Lo que no ha cambiado es su historia ligada a la dictadura —dos tíos de su padre son detenidos desaparecidos—, su admiración por el exministro Francisco Cumplido y su hobby de salir a correr como método para distraerse.

Además del currículum que le permitió llegar a La Moneda, uno de los aspectos que se pone en relieve es la opuesta conducción que ha tenido respecto a su antecesora, la socióloga Marcela Ríos.

“Ella tenía un enfoque mucho más en derechos humanos y el ministro es como pez en el agua respecto a la relación con la justicia, con los supremos y el manejo del derecho público. Desde todo punto de vista son distintos”, comenta el analista político Axel Callís.

Más severa es una fuente de este medio que conoció de cerca el accionar del ministerio. “Ríos desconocía los códigos, no tenía los conocimientos ni las capacidades. Fue designada para el cargo equivocado”, apuntó.

Con todo, quedará ver si el ministro Luis Cordero es capaz de sostenerse en la primera línea del Gobierno cuando el humo de los convenios se disipe. “Soy un ministro más y colaborador en las cosas que me puedan pedir”, puntualizó esta semana.

Los 50 años del golpe de Estado, el lío con las isapres y el déficit carcelario serán sólo parte de las pruebas que definirán su suerte.

ministro cordero
Ministro de Justicia, Luis Cordero, y presidente Gabriel Boric | Agencia UNO