En una entrevista de 2018, el actual consejero constitucional electo, Antonio Barchiesi, afirmó estar en contra de la ley de identidad de género, realizando una analogía respecto de la esclavitud en EEUU. ¿Tiene relación la discriminación con las enfermedades de salud mental que pueden llevar a una persona a quitarse la vida?...

Con 222.474, Antonio Barchiesi se convirtió en la primera mayoría de votos en Valparaíso en la reciente elección de Consejeros Constitucionales. Uno de los fundadores del Partido Republicano, este abogado de 33 años es hermano de Chiara Barchiesi, diputada del mismo partido en representación del distrito 6.

Mientras aún era militante de la UDI -y afirmaba que “no dejaré de serlo”- Antonio Barchiesi concedió en 2018 una entrevista al diario The Clinic, donde ya daba luces sobre las ideas que concebirían el nuevo partido, que hoy domina el Consejo Constituyente con 23 escaños (45%).

En el texto, el abogado de 33 años describe su estrecha relación con José Antonio Kast, su visión sobre la Dictadura y el rol que en ella tuvieron Augusto Pinochet y Salvador Allende, así como su “completa adherencia” al legado político de Jaime Guzmán.

Respecto de sus posturas valóricas, Barchiesi se definió como “defensor de la vida”, siendo contrario al aborto, la eutanasia y la pena de muerte. De igual forma, define el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer para procrear, por lo cual no sería adecuado calificar en esos términos la unión homosexual.

Sin embargo uno de los puntos más contingentes de la entrevista que concedió en 2018 es su rechazo a la Ley de Identidad de Género, coincidiendo con el ideario conservador de políticos como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien en las últimas semanas logró la aprobación de leyes que prohíben el tratamiento hormonal o quirúrgico para menores de edad con disforia sexual (rechazo a la identidad derivada del sexo de nacimiento), así como la obligación de que las personas usen los baños correspondientes a su sexo de nacimiento en edificios públicos, o la prohibición de que los profesores puedan llamar a sus alumnos por el nombre que los jóvenes prefieran.

“Yo creo que todas las personas somos hombres o son mujeres. Y no hay ningún argumento científico para sostener que el hecho de autoconcebirse de una forma diferente haga que una persona deje de ser lo que es”, argumenta el consejero electo.

Consultado respecto de su rechazo a la Ley de Identidad de Género, Barchiesi dice que “la experiencia, especialmente en Estados Unidos, ha demostrado que las estadísticas son lamentables. La cantidad de personas que terminan mal después de un tratamiento hormonal son muy tristes”.

Al ser cuestionado sobre una alta tasa de suicidios en personas que fueron impedidas de poder asumir su identidad de género, el abogado del Partido Republicano replicó que la discriminación no es un elemento que incida.

“Al contrario. No tiene que ver tanto con la discriminación. Cuando había esclavitud en Estados Unidos los negros no se suicidaban. Y, ojo, eran esclavos. Y después no eran esclavos pero tenían un trato absolutamente segmentado. Todos conocemos los casos: baños de blancos, baños de negro, un negro sentado en una micro tenía que pararse si se subía un blanco. Esa es una discriminación brutal. Mucho más dura que cualquier cosa que podamos ver hoy en países occidentales”, sentencia.

¿Tiene razón Barchiesi? ¿los esclavos negros no se suicidaban?

Aunque pudiera ir contra nuestra idea de reacción natural frente al abuso sistemático y las condiciones extremas, la tasa de suicidios entre los esclavos afroamericanos en Estados Unidos sí era sorprendentemente baja.

Pero según un estudio de la magister en Historia de la Universidad de Montana, Linda Kay Kneeland, el bajo número de personas que se quitaban la vida es coherente con las actuales tasas de suicidio en África o de los descendientes africanos en otras partes del mundo, y correspondería a la fuerte espiritualidad de su cultura, que los llevaba a considerar el suicidio como un recurso extremadamente raro.

Pese a su relativa inferioridad numérica, la historia consigna varios casos connotados de suicidios de esclavos africanos en América, incluyendo la inmolación masiva de 75 prisioneros provenientes de Nigeria en 1803, quienes prefirieron lanzarse al agua desde el barco que los transportaba y ahogarse, antes que ser condenados a una vida de servidumbre.

Aunque escapando de la analogía, la ciencia no parece respaldar las afirmaciones del consejero constitucional electo sobre la relación entre la discriminación y el suicidio, sobre todo de personas que requieren cambiar su identidad de género.

En este sentido, un estudio de la ONG The Trevor Project consignado por la revista Time, establece que tras consultar a 34.000 jóvenes entre 13 y 24 años en Estados Unidos, quienes se identifican como parte de una minoría sexual, estos destacan mayoritariamente cómo las terapias hormonales les ayudaron a reducir hasta en un 40% problemas de salud mental.

“Los estudios han detectado un riesgo elevado de depresión, pensamientos suicidas e intentos de suicidio en jóvenes transgénero y no binarios, en comparación con sus pares heterosexuales o cisgénero (que se identifican con su sexo de nacimiento). Este mayor riesgo se debe en parte a las experiencias con la disforia de género y la forma en que la sociedad los trata basada en su identidad”, explica la vicepresidenta de investigación de The Trevor Project, la doctora Amy Green.

Una conclusión aún más reveladora alcanzó un estudio realizado por 8 investigadores, quienes utilizaron datos disponibles públicamente en la red del Centro de Control de Enfermedades de EEUU (CDC). Publicado en la revista especializada Psychiatry Research, la información proviene de 3.241 encuestas realizadas a jóvenes que se identificaban con una minoría racial o étnica.

Mientras 51.4% de ellos aseguró nunca haber percibido una actitud discriminatoria hacia ellos, 27.6% indicó haberlas sufrido “rara vez” y 21% sentirse afectado por discriminación “todo o casi todo el tiempo”.

¿El resultado? Una vez aislados factores como el ciberbullying o problemas de salud mental causados por la pandemia, los investigadores descubrieron que los estudiantes que percibían actitudes discriminatorias hacia ellos, tenían 1.5 más ideaciones suicidas, y 1.6 veces más intentos de suicidio.

Más grave aún, estos factores aumentaban cuando los jóvenes se identificaban con una minoría racial y una sexual a la vez.

“Comprender el vínculo entre la discriminación y las actitudes suicidas entre adolescentes es crítico para determinar políticas de salud e intervenciones que prevengan el suicidio entre adolescentes de minorías”, concluyó el líder de la investigación, Philip Baiden.

Suicidio
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