Fueron más de 8 mil recintos educacionales los que participaron en la elaboración del Mapa Nutricional Junaeb correspondiente al año 2020. En este se pretende establecer los perfiles nutricionales de los alumnos de enseñanza pre escolar, primero y quinto básico, y los primeros medio del sistema público en todo el país.
Esta medición detectó un incremento de un 23,5% a un 25,4%, en la obesidad, comparándola con el año anterior. Lo más preocupante es el aumento en la obesidad severa y la disminución del peso normal.
Fueron los niños y niñas de pre kínder, kínder y 1ª básico los más afectados. Los primeros cursos de la población escolar se posicionan como los que tienen la peor situación nutricional.
El informe arrojó que más de la mitad de los estudiantes evaluados presentan sobrepeso u obesidad, y dentro de este grupo, la obesidad severa tiene una prevalencia de 7,6%.
La situación nutricional de los escolares se ha visto deteriorada con un incremento importante de la obesidad total. En pre kínder, la obesidad alcanza un 28,6%, en kínder un 29,5% y en primero básico un 27,9%.
En estos cursos 4 de cada 10 niños con sufren obesidad severa. Y en todos los cursos, las niñas tienen menor prevalencia de obesidad total que los niños, lo que se puede relacionar a que en esta etapa las niñas ya comenzaron la pubertad, y su crecimiento acelerado; no así los niños.
El mejor resultado lo tuvieron los 1° medio, que disminuyeron estos índices, lo que puede tener relación con que tengan mayor autonomía en cuanto a sus hábitos alimentarios y de actividad física.
El director nacional de la Junaeb, Jaime Tohá, comentó que “vemos una relación muy directa entre vulnerabilidad y obesidad, lo que significa un complejo círculo vicioso pues puede generar consecuencias a la salud, educación, autoestima e ingresos de esas familias en el mediano y largo plazo. Esto refuerza aún más la necesidad de que en tiempos de crisis, como Estado debemos estar más presente que nunca”.
Por eso aseguró que están trabajando en una batería de medidas urgentes que buscan impactar positivamente en la nutrición de los escolares, por ejemplo, la disminución del consumo de pan y aumento de fruta y huevos al desayuno a partir de este año en el Programa de Alimentación Escolar.
En un año afectado por la pandemia, también se detectó un impacto en la desnutrición de algunos alumnos, principalmente de la población más vulnerable y del norte del país.