La Cámara de Diputados rechazó este martes el proyecto de reforma constitucional que restablecería el voto obligatorio.
Así fue resuelto tras alcanzarse 89 votos a favor, faltando 4 votos para alcanzar los 93 que se requerían por cuórum. En contra votaron 44 diputados, y 15 se abstuvieron.
La iniciativa pretendía instaurar nuevamente el voto obligatorio para todas las elecciones populares del país.
En adelante, el proyecto puede ser reingresado, lo que será analizado con la oposición, dado que ya fue aprobado en su idea de legislar.
Pese a que el proyecto tuvo el rechazo de los diputados humanistas Florcita Motuda, Pamela Jiles, y de Felix González (del Partido Ecologista Verde). En tanto, el diputado DC Raúl Soto se ausentó.
Se rechazó en la @CamaraDiputados la reposición del #VotoObligatorio. No alcanzamos quórum de 93 votos debido al mandato de La Moneda a #ChileVamos de velar por que no haya una #NuevaConstitución, actuando con calculadora en mano. El próximo 26 de abril diremos #YoApruebo ✊ pic.twitter.com/AVlsCWLrx5
— Revolución Democrática (@RDemocratica) January 21, 2020
Los reparos del Gobierno
Pese a que la iniciativa fue inicialmente aprobada con votos del oficialismo, desde el Gobierno se inició un despliegue de autoridades para frenar el despacho de la reforma constitucional.
En específico, el ministro de la Segpres, Felipe Ward, y el subsecretario de la cartera, Juan José Ossa, fueron los encargados de realizar las gestiones.
“Como Gobierno creemos que es mejor trabajar en los incentivos para que las personas vayan a votar que responder desde la política a través del voto obligatorio, en relación con las demandas sociales que están desarrollándose en el país”, indicó en su momento el ministro Ward a El Mercurio.
En paralelo, el representante del Poder Ejecutivo en el Congreso reconoció que estaban haciendo gestiones con los parlamentarios de Chile Vamos para evitar darle el cuórum requerido al proyecto.
Según los cálculos de La Moneda, reponer el voto obligatorio traería consecuencias negativas para la centro-derecha, toda vez que la aprobación presidencial -luego del estallido social- se desplomó a números históricos.