El expresidente Ricardo Lagos entró a la discusión sobre la rebaja de la jornada laboral, desestimando las advertencias sobre disminución de productividad o aumento de la cesantía.
A través de su cuenta de Twitter, el exmandatario explicó que “durante mi gobierno se redujo la jornada laboral de 48 a 45 horas semanales. La ley de 2001 entró en funcionamiento en 2005, dándole esos años a los empresarios para adecuarse a la nueva realidad”.
En ese sentido, relató que “en ese tiempo nos enfrentamos a las mismas críticas amenazantes que escuchamos hoy, que aumentaría la cesantía o se reduciría la productividad. Nada de eso sucedió”.
Lagos sostuvo que el desafío es transformar la sociedad en una que permita que “el crecimiento llegue a todos sus trabajadores, asegurándoles un sistema laboral más justo y una mejor calidad de vida”.
Durante mi gobierno se redujo la jornada laboral de 48 a 45 horas semanales. La ley de 2001 entró en funcionamiento en 2005, dándole esos años a los empresarios para adecuarse a la nueva realidad. En ese tiempo nos enfrentamos las mismas críticas amenazantes que escuchamos hoy
— Ricardo Lagos E. (@RicardoLagos) August 20, 2019
En este escenario, el empresariado cuestionó el debate, acusando que existe una “batalla comunicacional” sin respaldo técnico.
Las ramas empresariales agrupadas en la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) se reunieron la semana pasada con el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, instancia en la que, entre otros temas, discutieron la reducción de la jornada.
Los grandes empresarios pidieron responsabilidad, seriedad y respaldo técnico a las iniciativas: la reducción de 45 a 40 horas semanales que impulsa el Partido Comunista –tildada de inconstitucional por la ministra Cecilia Pérez-; y las 41 horas promedio a la semana con flexibilidad, que propone el Gobierno para contrarrestar el avance del proyecto del bloque opositor.
A eso se sumó ayer el presidente de la Cámara Nacional del Comercio, Manuel Melero, quien enfatizó en que las propuestas no tienen una base técnica sólida y que no se han medido las consecuencias que podrían tener.
“Estamos viviendo unos tremendos desafíos de transformación, de reconversión laboral y echamos de menos que las transformaciones que se están proponiendo no permitan medir las consecuencias de estas propuestas”, sentenció.