Parece un cambio sencillo, pero es más complejo de lo que parece. Modificar los establecimientos educacionales que siempre fueron para un sólo sexo con el fin de poder recibir a ambos, tiene un costo asociado que puede alcanzar hasta los $100 millones.
¿De dónde salen esos recursos? Son los municipios quienes deben financiar dicho cambio y así se vivió en liceos emblemáticos de la región Metropolitana, como el Arturo Alessandri Palma y el José Victorino Lastarria.
Ello surgió a raíz de que una parte del Instituto Nacional tomó la iniciativa para transformar el histórico establecimiento masculino en mixto. A dicha moción comenzaron a sumarse otros centros educativos para erradicar así la enseñanza segregada.
Capacitación
Las primeras alumnas del Alessandri, de Providencia, ingresaron el año pasado a mezclarse entre los habituales varones del establecimiento. La inversión no fue menor: comenzaron con charlas de la Fundación Todo Mejora para la comunidad escolar, que costaron $2 millones.
Para el caso del Lastarria, trabajaron con capacitaciones de la empresa Psicoworks ($3,5 millones) y para los alumnos tendrán que replicar la instancia, que proyectan en unos $5 millones.
Infraestructura
Los baños y camarines fueron lo más costoso. El liceo Alessandri invirtió $80 millones entre 2018 y 2019.
El Lastarria ya invirtió $50 millones para sus servicios sanitarios y esperan invertir la misma cantidad cuando sus alumnas de kinder pasen a la enseñanza básica y media, según explicó a El Mercurio José Antonio Tapia, director de Educación (DAEM) en Providencia.
Por otra parte, el liceo Isaura Dinator de Santiago incorporará a hombres en sus aulas a partir de 2020. Entre infraestructura y capacitación, el alcalde Felipe Alessandri calcula unos $51 millones.
No obstante, el jefe comunal explicó que en el Instituto Nacional (donde tras votaciones fue descartado el cambio), la inversión habría sido mucho mayor, debido a la infraestructura que alberga a 4.400 alumnos en dos jornadas.
Asimismo, la presidenta del Centro de Padres del IN subrayó que también habría que implementar otros cambios: como reemplazar algunos pupitres que podrían ser incómodos para uso de falda o jumper; y modificar la duración de los recreos de 5 minutos. “Las mujeres necesitamos más tiempo para ir al baño”, dijo.