La Nunciatura Apostólica en Chile informó la mañana del sábado que el papa Francisco aceptó la renuncia del cardenal Ricardo Ezzati y dio a conocer que el nuevo administrador apostólico, durante la vacancia de la sede de Santiago, es monseñor Celestino Aós Braco.
¿Quién es Celestino Aós?
Nació el 6 de abril de 1945 en España, específicamente en Artaiz (Navarra) y realizó sus estudios en la Escuela Nacional mixta del lugar.
Celestino Aós ingresó como aspirante en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos el 16 de agosto de 1955 y el 16 de septiembre de 1967 realizó su profesión religiosa perpetua, tras efectuar los estudios filosóficos y teológicos en Zaragoza y Pamplona respectivamente.
De acuerdo a los señalado por la Nunciatura Apostólica, el 30 de marzo de 1968 fue ordenado sacerdote y luego se desempeñó como educador en Lecaroz y vicario en Tudela, Navarra.
Posteriormente, obtuvo la licenciatura en Psicología en la Universidad de Barcelona. Tras frecuentar la Pontificia Universidad Católica de Chile gracias a una beca internacional de investigación, regresó a España y fue profesor en Pamplona y vicario cooperador en Zaragoza.
Destinado a Chile
Fue destinado a Chile en 1983, ya que fue nombrado vicario parroquial en Longaví, diócesis de Linares. Dos años después fue elegido superior de la comunidad capuchina en Los Ángeles.
Luego ha sido párroco en Viña del Mar, superior de la comunidad capuchina en Recreo, vicario episcopal para los institutos femeninos de vida consagrada, fue miembro del Consejo Episcopal y desde 2008 fue vicario parroquial en la parroquia San Francisco de Asís en la diócesis de Santa María de los Ángeles.
Asimismo, fue tesorero de la Asociación Chilena de Derecho canónico, promotor de justicia en el tribunal eclesiástico de Valparaíso, psicólogo y juez en el tribunal eclesiástico interdiocesano de Concepción y miembro de tribunales especiales para estudiar procesos históricos en causas para beatificación y canonización, consigna el Arzobispado de Santiago.
Nombrado Obispo
El papa Francisco lo nombró obispo de la Diócesis de Copiapó el 25 de julio de 2014, cargo que finalmente asumió el 18 de octubre de ese año.
Como miembro de la Conferencia Episcopal ha desempeñado cargos en la Comisión Episcopal de Relaciones con la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile, y también como presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Presbiterial.
Ahora deberá hacerse cargo de la administración apostólica de la sede vacante de Santiago hasta que el Papa provea de un nuevo arzobispo.
Críticas y cuestionamientos
Tras su nombramiento surgieron críticas en cuanto a su idoneidad para ser el reemplazante de Ricardo Ezzati.
Lo anterior, ya que durante su paso por Valparaíso fue Promotor de Justicia del Tribunal Eclesiástico y estuvo a cargo de la denuncia del exseminarista Mauricio Pulgar contra el exsacerdote Jaime Fonseca, destituido el año pasado por el Papa.
Pulgar acusó de Aós de haber tenido malos tratos y de ayudar a encubrir a Fonseca y al exobispo de la diócesis, Gonzalo Duarte.
“En mi opinión el Papa se equivocó de manera rotunda”, sostuvo Mauricio Pulgar.
Ante esto, el vocero de los laicos de Santiago, Osvaldo Aravena, dijo que se mantendrán estado de alerta para analizar el trabajo del nuevo administrador apostólico.
“Recen por mí”
Durante la jornada del sábado se dio a conocer una carta redactada por Celestino Aós Braco, en la que se refiere al inicio de sus funciones como arzobispo de Santiago.
“Cuando San Francisco de Asís mandaba a algún fraile, le decía: ‘Hermano, pon tu confianza en el Señor que Él te sostendrá’. He tenido que repetirme y tendré que seguir repitiéndome este consejo, ante la sorpresa de mi llamado para esta misión. Pero no es la hora de las palabras y de las condenas; es la hora de la colaboración, de poner cada uno lo que somos y podemos, aunque sea poco y pequeño, como en mi caso”, escribió.
Además, señaló que “al comenzar este servicio les pido que recen por mí. (…). No esperemos un mundo ideal, una comunidad ideal, un discípulo ideal o un obispo ideal para comenzar; desde ya, a vivir cristianamente y a evangelizar. Ayudémonos unos a otros y, bajo el amparo de la Virgen María, procuremos nosotros hacer el bien siempre y a todos”.