Existen decenas de técnicas anticonceptivas femeninas y masculinas que se ajustan a las necesidades y cuerpos del usuario. De esta forma, algunos optan por métodos químicos, que intervienen directamente en el funcionamiento interno del cuerpo, o por métodos de barrera, que evitan la fecundación de forma física.
Entre los más populares, están las píldoras, el anillo vaginal, el parche y la inyección (químicos), el preservativo, condón femenino y DIU o “T” de cobre (de barrera). No obstante, existe un método que no es tan popular como los anteriores, pero que -de todas formas- cuenta con un porcentaje de eficacia considerable: la esponja vaginal anticonceptiva.
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La esponja anticonceptiva es un método de control de natalidad que funciona como un mecanismo de barrera. Esta “esponja” está elaborada con espuma sintética (poliuretano) de 5 centímetros de diámetro y espermicida nonoxinol-9 (sustancia líquida que mata o debilita a los espermatozoides), y se introduce en la vagina hasta llegar al cuello uterino.
Luego, se deja al interior hasta que la relación sexual termina, absorbiendo los fluidos masculinos y eliminando los espermatozoides, para después retirarla desde un aro de nylon que posee en su parte inferior.
Según indica el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus cifras en inglés), este artefacto puede fallar entre el 18% y 24% de los casos, cifras muy parecidas a las del preservativo masculino.
¿Cómo se usa?
Tal como indica el ACOG, existen sólo cuatro pasos para usar la esponja.
1. Humedecer toda la esponja con agua limpia y exprimirla con suavidad. Esto activa el espermicida.
2. Apretar la esponja e introducirla en la vagina, de forma que el anillo quede en la parte inferior.
3. Soltar la esponja en la entrada del cuello uterino. Ésta se abrirá y la cubrirá. Si la usuaria puede sentir el anillo inferior, está introducida de forma correcta.
4. Retirar desde el anillo y tirar lentamente hasta que se expulse la esponja. Luego tirar a la basura.
En tanto, los expertos añaden que se puede introducir la esponja hasta un día antes del encuentro sexual y debe permanecer -al menos- 6 horas ahí después del sexo, para que el espermicida pueda cumplir su rol. Puede estar hasta 30 horas en esa posición.
Si la usuaria vuelve a tener relaciones dentro de esas horas, no es necesario que cambie la esponja.
Ventajas y riesgos
Como todos los métodos anticonceptivos, el mayor riesgo es quedarse embarazada. No obstante, existen otras problemáticas asociadas a la esponja, como también diversos beneficios.
Respecto a las ventajas: ésta puede ser adquirida por cualquier persona en una farmacia, es transportable (cómo un condón), no altera las hormonas femeninas, puede ser usada más de una vez.
En tanto, los posibles riesgos son: no ayuda a combatir enfermedades e infecciones de transmisión sexual, puede causar alergia en personas sensibles al espermicida. También han existido casos de Síndrome de Shock Tóxico provocados por el mal uso de la esponja.
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Los médicos no recomiendan que mujeres que tuvieron un hijo por parto vaginal los últimos 6 meses usen la esponja, puesto que el cuello uterino aún no ha vuelto a su tamaño natural (y este método no alcanza a cubrirlo de forma efectiva).
En tanto, la esponja contraconceptiva tiene un valor que puede variar entre los 6 mil y 10 mil pesos y viene en un paquete con tres unidades.