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Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional y padre de Marine Le Pen, falleció a los 96 años dejando un legado marcado por la resurrección de la ultraderecha en Francia y Europa, convirtiendo la inmigración en una preocupación electoral. A lo largo de su carrera política, Le Pen destacó por sus declaraciones polémicas, minimizando incluso las cámaras de gas del Holocausto. A pesar de su influencia en movimientos ultranacionalistas, su legado se ve empañado por condenas judiciales por declaraciones racistas y antisemitas. Su hija, Marine Le Pen, ha continuado su legado al frente de la Agrupación Nacional, convirtiéndola en el principal partido en Francia en elecciones recientes. Le Pen será recordado por su influencia en la agenda política, especialmente en lo referente a la inmigración, y por su controvertido estilo al abordar temas sensibles.

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Jean-Marie Le Pen, quien falleció este martes a los 96 años, ha pasado a la historia de la política de Francia y Europa por haber resucitado a la ultraderecha y a que la inmigración sea desde hace años una de las principales preocupaciones de los electorados. Sin embargo, también será recordado por las polémicas frases que emitió en diversas oportunidades, llegando incluso a minimizar las cámaras de gas del Holocausto.

Fundador del Frente Nacional (FN) y padre de la líder del partido que le ha sucedido (Agrupación Nacional, RN), Marine Le Pen, fue también un inspirador de movimientos europeos ultranacionalistas y xenófobos, hasta tal punto que lideran hoy gobiernos como el de Italia.

Nacido el 20 de junio de 1928 en La Trinité-sur-Mer (Bretaña), de un padre pescador y una madre agricultora, Le Pen tuvo una larga carrera política, con su culmen en 2002, cuando disputó la presidencia a Jacques Chirac al pasar a la segunda vuelta electoral.

Su salud había empezado a flaquear desde hacía tiempo y, de hecho, llevaba años apartado de la primera línea por la ruptura política con su hija Marine a mediados de la década pasada, con la que selló las paces más tarde.

En más de medio siglo de actividad política, las declaraciones racistas, negacionistas y antisemitas del patriarca Le Pen le acarrearon varias condenas judiciales, por lo que ocupó con frecuencia las primeras páginas de los periódicos, una notoriedad que supo usar a su favor.

El FN que fundó en 1972 era una formación marginal y extremista que ha dado lugar a la RN, transformado por Marine Le Pen en el primer partido en Francia en número de votos (más de once millones) en las elecciones europeas y legislativas celebradas en 2024.

Fruto de esa pujanza, Le Pen hija ha disputado dos finales en las presidenciales (en 2017 y 2022) que en ambos casos perdió ante Emmanuel Macron.

Repulsión a la inmigración, el principal legado de Jean-Marie Le Pen

El mayor logro del patriarca Le Pen fue el conseguir que el freno a la inmigración fuera una prioridad en la agenda política. Le Pen influyó desde su posición de diputado nacional (1956-62 y de 1986-1988) y eurodiputado (1984-2019), pues nunca ocupó cargo gubernamental.

Llegó cerca del poder en 2002, cuando superó al socialista Lionel Jospin y pasó a la segunda vuelta de las presidenciales francesas, en las que resultó claramente derrotado por el conservador Jacques Chirac.

Su segundo puesto en la primera vuelta creó un terremoto político, y millones de franceses salieron a las calles a protestar contra sus ideas.

De esa movilización contra la ultraderecha, que también se manifestó en su aislamiento político mediante el llamado ‘cordón sanitario’ (para evitar que ningún otro partido pactara con el FN), queda cada vez menos, en un país en el que muchas de las ideas de Le Pen ya se han normalizado.

La oleada de atentados yihadistas en Francia entre 2015 y 2017 acrecentaron aún más el sentimiento de inseguridad que sirvió a la ideología ultra del fundador del FN para escalar posiciones.

Sus diatribas contra los extranjeros, sobre todo musulmanes, convencieron a millones de franceses, especialmente en el sur del país, donde se habían instalado cientos de miles de ‘pieds noirs’, los franceses expulsados de Argelia cuando ese país se independizó en 1962.

Las ideas de Le Pen calaron además en el norte de Francia, donde la galopante desindustrialización de los años 80 y 90 dejó un ejército de parados, en parte seducidos por un discurso nacionalpopulista, que relegó al de la lucha de clases de los comunistas.

Las polémicas frases de Jean-Marie Le Pen, el “Diablo de la República”

Desde 2015 fue apartado de la presidencia de honor del FN por su propia hija Marine, debido a unas reiteradas declaraciones que minimizaban las cámaras de gas del Holocausto.

“Nunca he dicho que las cámaras de gas no existieron. Yo mismo no las he visto. No he estudiado especialmente este tema pero creo que es un detalle de la historia de la Segunda Guerra Mundial“, dijo en aquella oportunidad a medios franceses, según recoge ABC.

“No he hablado del número de muertos sino de un sistema. (…) He dicho que era un detalle de la historia de la guerra. Todo es horrible. La guerra es horrible”, señaló en otra oportunidad.

Incluso, llegó a comparar dichos mecanismos nazis con otros crímenes de guerra: “Un trozo de obús que te estalla en el vientre, una bomba que te decapita, una cámara que te asfixia… Es bastante repugnante, es cierto”.

Esos dichos le valieron para ser apodado como “Diablo de la República”. No obstante, en 1991 ya había sido condenado por “banalización de crímenes contra la Humanidad”, así como por “consentimiento de lo horrible”. Más tarde sostuvo que no se arrepentía de sus frases.

De igual forma emitió diversas declaraciones respecto a temas deportivos y de salud. Sin embargo, las más controvertidas fueron sobre política, principalmente relacionado a inmigración.

“Los franceses de pura cepa no tienen que soportar el coste de la inmigración”, afirmó en una oportunidad.

Incluso, llegó a realizar una particular comparación sobre lo que consideraba el principal problema de Francia: “Es normal que cuando hay una explosión, se encuentren fragmentos de proyectiles. Cuando hay una inmigración masiva, es natural que haya problemas”.

En los últimos años Jean-Marie Le Pen también criticó la manera “edulcorada” en la que su hija Marine abordaba la inmigración o Europa, en un intento de lo que en Francia se denomina “desdiabolizar” el movimiento y ensanchar su base electoral.

“Hay que volver a los fundamentos, a la virilidad”, abogaba el patriarca en una entrevista de 2021.

Atentado y tumultuoso divorcio

Liberal en lo económico -se le llegó a considerar el ‘Ronald Reagan francés’- y conservador en lo social, el gurú de la ultraderecha estudió Derecho en París y entró en política en los 50 dentro de la corriente de Pierre Poujade, que defendía a los pequeños comercios frente a las grandes superficies.

Con 27 años fue el diputado más joven de Francia y, poco después, se alistó como voluntario en la guerra colonial de Argelia en la que, como paracaidista, se le reprochó haber practicado la tortura.

En 1973, el FN de Le Pen participó en sus primeras legislativas. Como tesorero tenía a un antiguo oficial de las SS nazis y, entre sus lugartenientes, a colaboracionistas de la ocupación alemana y negacionistas del Holocausto.

El 1 de noviembre de 1976 sufrió un atentado en su residencia parisina. Su mujer, Pierrette, y sus tres hijas -Marine Le Pen tenía 8 años- salieron indemnes. En los 80, el empresario del cemento Hubert Lambert legó a Jean-Marie Le Pen su fortuna, con la que compró su actual mansión en Saint-Cloud, en las afueras de París.

Después del tumultuoso divorcio de Pierrette -posó desnuda en 1986 en la Playboy alegando que la separación le había dejado sin un céntimo-, Le Pen se casó en 1991 en segundas nupcias con Jeannine Marie Louise Paschos.

Entre sus nueve nietos figura la conocida exdiputada Marion Maréchal-Le Pen, ahora en el Parlamento Europeo, que dio calabazas a su tía Marine para irse a un partido más radical, Reconquista, pero que en los últimos meses ha vuelto al redil.