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Rusia continúa su contraofensiva en Kursk para expulsar a tropas ucranianas, recuperando diez localidades y causando 13.000 bajas a Ucrania desde el inicio de la operación el 6 de agosto. Ucrania, que ha tomado 1.300 km² en la región rusa, espera permiso de EE.UU. y Reino Unido para usar misiles de largo alcance contra objetivos rusos. Putin advierte que considerará un ataque con ese armamento como declaración de guerra. Kiev también solicita ayuda para derribar misiles y drones rusos desde territorio de la OTAN.

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Rusia continúa su contraofensiva en su región fronteriza de Kursk con el objetivo de expulsar a las tropas ucranianas que ocupan una parte de ese territorio, al tiempo que Ucrania espera recibir permiso de EE.UU y el Reino Unido tan pronto como este viernes para utilizar los misiles de largo alcance provistos contra objetivos militares situados en territorio ruso.

Según el parte de guerra publicado hoy por Moscú, la agrupación militar Séver (Norte) del Ejército ruso sigue ganando terreno en Kursk y ha repelido durante las últimas horas diversos ataques ucranianos en la zona.

El Ministerio de Defensa ruso dijo el jueves que había recuperado el control de diez localidades que estaban previamente en manos ucranianas.

Entre ellas se encuentra Snagost, que había sido convertida por las fuerzas ucranianas en un puesto fortificado.

Moscú también dice haber infligido a los ucranianos cerca de 13.000 bajas desde que tropas de Ucrania lanzaran su operación transfronteriza más ambiciosa en esta guerra el pasado 6 de agosto.

Según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Kiev ha llegado a controlar en la región rusa de Kursk unos 1.300 kilómetros cuadrados y un centenar de localidades.

En su último análisis de la evolución de la situación en Kursk, el Instituto para el Estudio de la Guerra de Washington (ISW) confirma que Rusia está lanzando contraataques, pero califica de “marginales” los avances conseguidos por las tropas del Kremlin.

Rusia comenzó a mediados de esta semana una contraofensiva en la región de Kursk para tratar de expulsar a las fuerzas ucranianas de su territorio.

En unas declaraciones a la publicación ucraniana Espreso, crítica con el presidente Zelenski, el analista político y mayor en la reserva de la Guardia Nacional de Ucrania Oleksí Hetman planteó la posibilidad de que las tropas del país se retiren de la zona si la contraofensiva rusa gana en intensidad.

“Si los rusos concentran una gran cantidad de recursos humanos y equipamiento allí, es probable que nos retiremos a nuestros territorios”, afirmó. Según Hetman, la operación ucraniana ya habría sido “un éxito” en todos sus componentes.

Uno de los objetivos declarados de la invasión ucraniana de Kursk era distraer al Ejército ruso de su ofensiva en la región de Donetsk del este de Ucrania. El Ejército ucraniano no ha logrado por ahora detener el avance ruso en ese frente.

Con su conquista de territorio ruso, Ucrania también ha tomado centenares de prisioneros de guerra. Sin dar más detalles, Zelenski afirmó este jueves al ser preguntado por la contraofensiva rusa en Kursk que la situación evoluciona según los planes de Kiev.

Kiev, pendiente de Washington

Mientras, la clase política y la opinión pública ucraniana tienen puestos este viernes sus ojos en la reunión en Washington entre el presidente de EEUU, Joe Biden, y el primer ministro del Reino Unido.

Ambos mandatarios hablarán durante su encuentro de la petición de Kiev de poder utilizar el armamento de largo que le envían para golpear objetivos militares dentro de territorio ruso.

La cuestión ya centró la visita conjunta realizada este miércoles a Kiev por el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, y del ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy.

Tanto Blinken como Lammy explicaron que Zelenski les transmitió con detalle los argumentos de Ucrania en favor del levantamiento de la prohibición de usar misiles ATACMS británicos y Storm Shadow británicos contra territorio ruso.

Ambos dirigentes adelantaron que los transmitirían a sus respectivos jefes para que éstos tomaran una decisión.

El presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió este jueves que Rusia considerara cualquier ataque con este tipo de armamento contra territorio ruso como una declaración de guerra por parte de EE.UU, la OTAN y los países de la UE que apoyan militarmente a Ucrania.

Otra de las peticiones de Kiev a sus socios es que empiecen a derribar desde territorio de la OTAN adyacente a Ucrania los misiles y drones rusos que se acerquen a la frontera.

El ministro de Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, se encuentra este viernes en Kiev en una visita de trabajo que tendrá ese asunto entre los temas prioritarios a tratar.