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Unas 80 mil personas fueron evacuadas de las zonas fronterizas con Ucrania en la región rusa de Kursk debido a la incursión militar ucraniana y la posterior respuesta de Rusia, en un conflicto que involucra intensos combates entre ambos bandos. El ejército ruso ha desplegado más tropas, armas y unidades de aviación para contener el sorpresivo ataque, el mayor de Ucrania desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.

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Cerca de 80 mil personas han sido evacuadas de las zonas fronterizas con Ucrania en la región rusa de Kursk, tras la incursión militar ucraniana en la región y la posterior respuesta militar de Rusia, informaron fuentes oficiales este sábado.

Así lo indicó un reporte del Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso citado por la agencia estatal TASS y medios noticiosos internacionales. “Más de 76.000 personas fueron trasladadas temporalmente hacia lugares seguros”, afirmó la autoridad.

Rusia está librando intensos combates contra miles de soldados ucranianos que se encuentran a unos 20 km de profundidad en la región de Kursk, después del mayor ataque ucraniano contra territorio ruso desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.

Rusia lanza operación en regiones fronterizas con Ucrania

El ejército ruso envió el viernes más tropas y armas a la zona fronteriza, incluidos tanques, lanzacohetes y unidades de aviación, para tratar de sofocar la sorpresiva ofensiva.

Por la noche, el Comité Nacional Antiterrorista ruso afirmó que lanzaba “operaciones antiterroristas en las regiones de Bélgorod, Briansk y Kursk” para “garantizar la seguridad de los ciudadanos y suprimir la amenaza de actos terroristas llevados a cabo por grupos de sabotaje del enemigo”.

El comité afirmó que Ucrania había montado un “intento sin precedentes de desestabilizar la situación en varias regiones de nuestro país”.

Según la legislación rusa, las fuerzas de seguridad y el ejército disponen de amplios poderes de emergencia durante las denominadas operaciones antiterroristas.

En ese lapso, los movimientos están restringidos, se pueden confiscar vehículos, controlar llamadas telefónicas, introducir puestos de control y reforzar la seguridad en infraestructuras clave.