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El anuncio de la renuncia a la reelección de Joe Biden ha planteado un dilema a los líderes demócratas: ¿deberían respaldar masivamente a Kamala Harris o permitir una convención competitiva en agosto? Aunque Biden expresó su apoyo a Harris, figuras importantes del partido como Barack Obama, Nancy Pelosi y Chuck Schumer no han respaldado a nadie. Harris confirmó su candidatura presidencial y cuenta con el respaldo de Bill y Hillary Clinton. La vicepresidenta podrá utilizar los fondos de la campaña Biden-Harris, y se espera una ola de donaciones para su campaña. Hasta el momento, nadie ha desafiado la candidatura de Harris, quien supera a Trump en algunas encuestas, aunque Michelle Obama también podría ser una opción viable. Esta situación electoral inédita desde 1968 plantea un escenario incierto para el Partido Demócrata.

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El anuncio de renuncia a la reelección del presidente estadounidense, Joe Biden, ha enfrentado a los líderes demócratas a un dilema clave: ¿debe el Partido Demócrata dar en masa el apoyo a la vicepresidenta, Kamala Harris, o permitir una convención abierta y competitiva en agosto?

Tras anunciar su renuncia a seguir en campaña, Biden fue claro al dar su apoyo explícito a Harris, pero otros importantes miembros de la formación, como el expresidente Barack Obama (2009-2017), la influyente congresista californiana Nancy Pelosi o el líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, no han expresado su simpatía por nadie.

Harris emitió un comunicado este domingo agradeciendo a Biden su apoyo para que sea la candidata demócrata a la nominación presidencial y confirmó que optará a ese nombramiento, que tradicionalmente se oficializa en la Convención Nacional, que tendrá lugar este año entre el 19 y 22 de agosto en Chicago.

“Es un honor tener el apoyo del presidente y mi intención es ganarme y obtener esta nominación”, aseguró en un comunicado.

El expresidente Bill Clinton (1993-2001) y la excandidata presidencial y exsecretaria de Estado Hillary Clinton dieron su apoyo a Harris poco después del histórico anuncio de Biden de que no buscará la reelección, tras varias semanas de presión interna para que dejara paso a alguien más capacitado para ganar al republicano Donald Trump.

“Es el momento de apoyar a Kamala Harris y de luchar con todo lo que tenemos para que sea elegida. El futuro de Estados Unidos depende de eso”, indicaron los Clinton en un comunicado que contrasta con el de Obama.

Este último pidió al Partido Demócrata nominar a un “candidato extraordinario” para las elecciones de noviembre, pero en su mensaje evitó respaldar a la vicepresidenta.

El líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries, emitió un comunicado en el que tampoco menciona su apoyo a Harris, que no obstante es la mejor posicionada para obtener la candidatura dentro de un mes.

Debido a que la campaña estaba registrada en la Comisión Federal Electoral como Biden-Harris, la vicepresidenta podrá usar esos fondos para su campaña presidencial, según Kenneth Gross, consultor experto en asuntos de financiación electoral.

Una fuente conectada con donantes proclives al Partido Demócrata indicó a MSNBC que la candidatura presidencial de Harris desencadenará una “ola azul de donaciones” millonarias para su campaña, después de que importantes contribuyentes demócratas dijeran que no iba a poner dinero si Biden seguía en la contienda.

Por el momento nadie ha declarado su intención de desafiar la candidatura de Harris, que según algunas encuestas obtiene mejores cifras de intención de voto frente a Trump que Biden.

Un sondeo de la semana pasada de CBS le daba a Trump tres puntos de ventaja frente a Harris y cinco ante Biden.

La única alternativa a Harris que consistentemente tiene mejores datos en los sondeos frente a Trump es otra mujer de color: Michelle Obama.

Esta tumultuosa elección no tiene precedentes desde 1968, cuando Robert F. Kennedy fue asesinado y Lyndon B. Johnson, que había sufrido un infarto y no tenía posibilidades de victoria frente al republicano Richard Nixon, se retiró.