El presidente de Estados Unidos acusó a la empresa de “interferir en la elección presidencial de 2020” y amenazó con “regular fuertemente” e incluso “cerrar” estos foros virtuales, luego de que la plataforma etiquetara, poniendo en duda su veracidad, un mensaje el mandatario.

El martes, dos tuits de Donald Trump, en los que opina sobre el sistema de votación por correo y dice entre otras cosas que darán resultados electorales “fraudulentos”, aparecieron acompañados por primera vez de un ícono con un signo de exclamación y un enlace etiquetado “Consigue los hechos sobre la votación epistolar” (“Get the facts about mail-in ballots”).

Tras años de transigir con Trump, Twitter demostraría así que ya teme más a la opinión pública que a un Trump encolerizado.

La respuesta del inquilino de la Casa Blanca no se hizo esperar. Trump, quien mantiene una prolífica actividad en esa red, donde lo siguen unos 80 millones de usuarios, acusó a la empresa de “interferir en la elección presidencial de 2020” y amenazó con “regular fuertemente” e incluso “cerrar” estos foros virtuales.

La autoridad de Trump para actuar sobre Twitter, de todos modos, es limitada, y se restringiría a pedir una investigación o emitir una orden ejecutiva de poco recorrido. De hecho, fue su propia administración la que frustró la propuesta de regular a las compañías tecnológicas.

En cualquier caso, una potencial regulación necesitaría de la aprobación del congreso, algo altamente improbable. Y aunque superara la barrera legislativa luego afrontaría retos legales que tomarían años por resolverse al afectar a la primera enmienda de la constitución, relativa a la libertad de expresión.

La amenaza de Trump busca fortalecer entre su electorado el relato de que las voces conservadoras son silenciadas,
en este caso por plataformas controladas por la élite demócrata en Silicon Valley.

Reacciones

La posición tomada por Twitter fue vista como un primer y alentador paso por activistas y políticos que critican a las plataformas por aplicar criterios dispares en su lucha contra la desinformación.

Mark Zuckerberg, el jefe de Facebook, mostró su descontento con la intervención de Twitter.

“Creo firmemente que Facebook no debería ser el árbitro de la verdad sobre todo lo que la gente dice en línea”, dijo en una entrevista con Fox News, que se emitió parcialmente este miércoles.

“Las empresas privadas, especialmente las plataformas, probablemente no deberían estar en la posición de hacer eso”, insistió.

Por su parte, los ataques de Trump y sus seguidores “ponen demasiada presión” a Twitter, dijo Steven Livingston, director del Instituto de Datos, Democracia y Política de la Universidad George Washington.

“Están pálidos solo de pensar en dar un próximo paso” para limitar la desinformación, agregó.

Incluso cuando Twitter intenta fomentar una “conversación saludable” filtrando contenidos falsos o dañinos,
para Livingston el modelo económico en el que se apoyan las redes sociales parece sugerir lo contrario.

“Las plataformas saben muy bien que acentúan el extremismo”, dijo. “El extremismo llama la atención y les permite vender más avisos, y ese es el objetivo del juego”.