El presidente chino, Xi Jinping, aseguró este miércoles en Pekín al expresidente taiwanés Ma Ying-jeou que "no hay fuerzas que puedan separar a Taiwán de China" y que las "diferencias" en los sistemas políticos de ambos "no pueden cambiar el hecho de que las dos partes son un solo país".
Xi señaló, durante unas observaciones preliminares a la reunión a puerta cerrada, que no hay “ningún problema del que no se pueda hablar”, pero enfatizó que “los compatriotas a ambos lados del Estrecho son chinos”.
“Mientras no haya separación, mientras ambas partes reconozcan ser chinas, los compatriotas a ambos lados del Estrecho podrán sentarse juntos, iniciar contactos y mantener intercambios como miembros de una sola familia”, dijo Xi al recibir a Ma, responsable del mayor acercamiento entre China y Taiwán desde el final de la guerra civil, en 1949.
El mandatario agregó que la “interferencia extranjera no puede detener la tendencia histórica de la unificación”, recoge el rotativo hongkonés South China Morning Post, uno de los medios a los que se permitió el acceso a los primeros momentos del encuentro.
Xi, que recibió a Ma en calidad de secretario general del Partido Comunista de China (PCCh), dejando claro el carácter no oficial de la visita, señaló que “únicamente como parte de una sola familia se podrá mejorar el entendimiento mutuo, generar confianza y resolver los conflictos”.
“No hay fuerzas que puedan separarnos”, resaltó Xi, para quien las diferencias en los sistemas políticos de ambos “no pueden cambiar el hecho de que las dos partes son un solo país”.
“Una guerra sería insoportable”
Por su parte, Ma, que se dirigió a Xi como “secretario general”, destacó que una guerra sería “algo insoportable”.
“Espero sinceramente que ambas partes puedan respetar los valores y formas de vida de sus pueblos”, sostuvo.
También señaló que “las recientes tensiones” entre las dos partes han “desencadenado una sensación de inseguridad entre los taiwaneses”.
“Si hay guerra, sería insoportable para la nación china, pero los dos lados tienen sabiduría para manejar las disputas pacíficamente”, argumentó.
Al margen, Xi trasladó sus condolencias por los “compatriotas fallecidos” en el terremoto de 7,3 grados de magnitud que sacudió la costa este de la isla la semana pasada y, momentos antes de la reunión a puerta cerrada, ambos se dieron un apretón de manos que duró 80 segundos.
Este encuentro emula la histórica cumbre que protagonizaron ambos en Singapur en el año 2015, pero en un contexto diferente debido al alza de las tensiones entre Taipéi y Pekín, que reclama la soberanía de la isla para cuya “reunificación” no ha descartado el uso de la fuerza.
Ma se convirtió en marzo del año pasado en el primer exmandatario taiwanés en viajar a la República Popular China, visita en la que pidió más intercambios entre estudiantes chinos y taiwaneses porque “comparten la misma cultura e identidad étnica”.
La prensa taiwanesa ha destacado que esta visita no tiene mayores objetivos políticos que proteger el “legado” de Ma como expresidente, y los expertos ven “poco probable” que contribuya a calmar los ánimos en el estrecho.
El contexto actual no podría ser más diferente al de 2015: el diálogo oficial entre Taipéi y Pekín lleva ocho años suspendido, las tensiones militares en el Estrecho de Formosa se han incrementado y las autoridades chinas han endurecido su discurso en favor de la “reunificación nacional”.
La visita de Ma tiene lugar apenas un mes y medio antes de que el actual vicepresidente de la isla, William Lai (Lai Ching-te), considerado como un “independentista” a ojos de Pekín, asuma el cargo de presidente.