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Venezuela reabrió su frontera con Brasil tras la toma de posesión de Nicolás Maduro, que la oposición considera ilegítima debido a las elecciones fraudulentas. Brasil extendió por 90 días la presencia de la Fuerza Nacional en la zona fronteriza para mantener el orden público. Las tensiones entre ambos países se intensificaron desde las elecciones presidenciales en Venezuela, con Brasil sin reconocer la victoria de Maduro y expresando preocupación por las violaciones de derechos humanos en el país. Brasil ha instado al diálogo entre el Gobierno y la oposición venezolanos, aunque sus intentos de mediar no han logrado que se divulguen las actas electorales para verificar los resultados. Desde 2017, más de un millón de venezolanos han ingresado a Brasil para escapar de la crisis económica y política en su país.

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Venezuela reabrió este lunes su frontera con Brasil, tal como lo hizo con la de Colombia, tres días después de la investidura presidencial de Nicolás Maduro, informaron fuentes oficiales brasileñas.

La frontera con el estado brasileño de Roraima, que fue bloqueada el viernes por militares venezolanos, reabrió el lunes como estaba previsto, según dijeron a EFE fuentes de la Cancillería.

El Gobierno venezolano cerró sus principales fronteras terrestres por tres días, coincidiendo con la juramentación de Maduro para un nuevo mandato de seis años, que la oposición considera como “ilegítima” por ser fruto de unas elecciones “fraudulentas”.

De forma paralela, el Ministerio de Justicia de Brasil ordenó este lunes una prórroga de 90 días del despliegue de la Fuerza Nacional, un cuerpo de élite de la Policía, en la zona fronteriza con Venezuela.

Un decreto publicado en el Diario Oficial solo explicó que el motivo del despliegue, que se prorrogará hasta el 10 de abril, es brindar “apoyo a los órganos de seguridad pública del Estado” y garantizar “la preservación del orden público”.

La Fuerza Nacional está desplegada en Roraima desde el pasado 10 de julio para dar apoyo a los órganos de seguridad en territorios indígenas y en la vigilancia de la frontera.

Las relaciones entre Brasil y Venezuela no pasan por su mejor momento desde julio pasado, cuando se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Venezuela.

El Gobierno brasileño no ha reconocido la victoria de Maduro, proclamada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), pese a que la oposición mayoritaria denuncia fraude y reivindica el triunfo del líder opositor Edmundo González Urrutia.

En su primera comunicación oficial tras la investidura, el Gobierno brasileño manifestó el pasado sábado su “gran preocupación” por las denuncias de violaciones de derechos humanos contra opositores en Venezuela.

El comunicado de la Cancillería recordó a Venezuela que el respeto a los derechos humanos es “fundamental” para “la plena vigencia de un régimen democrático” e instó al Gobierno y a la oposición a dialogar y buscar el entendimiento mutuo.

Brasil ha intentado mediar en el conflicto y ha pedido reiteradamente que el CNE divulgue las actas electorales para comprobar el resultado de los comicios, lo que hasta ahora ha sido ignorado por las autoridades venezolanas.

El Gobierno brasileño estuvo representado en la investidura por su embajadora en Caracas, Glivânia Maria de Oliveira.

Datos oficiales apuntan que, desde 2017, más de un millón de venezolanos han ingresado a Brasil huyendo de la crisis económica y política que se vive en el país vecino, y que un 50% permanece en suelo brasileño.