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En Argentina, 35 soldados fueron obligados a participar en un ritual de bautismo con cal viva que los dejó intoxicados y algunos hospitalizados, violando la prohibición del Ministerio de Defensa tras la muerte de Matías Chirino en un evento similar. La Fiscalía investiga el episodio en el que los soldados arrodillados eran atacados con cal viva, provocándoles quemaduras en el estómago, ojos, esófago y pulmones.

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Medios en Argentina dieron cuenta de una situación que involucró a 35 soldados del ejército de ese país, que fueron obligados a participar en un ritual de bautismo que terminó con todos ellos intoxicados y algunos hospitalizados. Se les lanzó cal viva en la cara.

Este tipo de ceremonias están prohibidas por el Ministerio de Defensa de Argentina desde la muerte de un joven llamado Matías Chirino en un evento similar en Paso de los Libres, Corrientes.

El episodio, que está bajo investigación de la Fiscalía Argentina, a cargo de Carlos Casas Nóblega, comenzó cuando los soldados fueron forzados a formar una fila y arrodillarse. Los superiores gritaban “Paracaidistas” y los soldados debían responder “Siempre”. Aprovechando que para pronunciar esa palabra debían abrir la boca, les arrojaron cal viva.

‘Bautizo’ con cal viva en Ejército argentino

Tradicionalmente, esta ceremonia se realiza con harina y sidra en la cabeza, pero en esta ocasión, en lugar de harina, se usó cal viva. A medida que la cal caía sobre sus rostros, algunos soldados se desplomaban en el suelo mientras otros se mofaban de la situación.

De acuerdo al medio local Perfil, el abogado Jerónimo Argañaraz, quien asiste a las víctimas, confirmó que todas resultaron intoxicadas con cuadros clínicos de diferente gravedad. El caso más grave es el de un soldado con quemaduras en el estómago. Otros sufrieron lesiones en los ojos, esófago y pulmones. Todos los afectados tienen entre 20 y 25 años.

Lo más preocupante es que, además del sufrimiento físico, hubo un intento de encubrimiento. Según Argañaraz, esto constituye un claro abuso de autoridad. “Hay una máxima que dice que la ropa sucia se lava adentro”, señaló el abogado, indicando que se labraron actas falsas con el objetivo de evitar que el incidente trascienda y las sanciones se manejen internamente.

“Están aterrados, tienen miedo”, relató Argañaraz, quien enfatizó: “Acá no hubo un error, les fueron tirando cal uno por uno; cómo no se van a dar cuenta que no era harina”. El abogado también advirtió que, en un acto posterior, el Ejército se comportó como una “organización verticalista y clandestina al realizar un sumario con actas falsas”.

En la Justicia Federal, se abrió una investigación, se tomaron testimonios y se están llevando a cabo diversas medidas, aunque aún no hay imputaciones.

Este trágico incidente pone en evidencia la necesidad de reforzar las medidas de control y prohibición de rituales peligrosos dentro de las fuerzas armadas, asegurando que los responsables enfrenten las consecuencias legales de sus acciones.