El fracaso a la hora de concertar una reunión entre la presidenta Dina Boluarte y su homólogo estadounidense, Joe Biden, tiene a la Cancillería peruana protagonizando un verdadero papelón.
Este bochornoso capítulo ocurre mientras la princesa Kako de Japón visita la nación andina sin que ninguna autoridad la reciba.
La canciller Ana Cecilia Gervasi renunció el lunes por la fallida (o falsa) reunión bilateral de Boluarte y Biden, poniendo en evidencia la “falta de profesionalismo” con la que ha actuado el Ministerio de Relaciones Exteriores, según dijeron a EFE fuentes vinculadas al cuerpo diplomático.
Lo mismo hizo el embajador de Perú en Estados Unidos, Gustavo Meza Cuadra, quien dimitió a través de una carta dirigida a Gervasi, debido a la frustrada reunión entre la presidenta Boluarte y Biden.
En la misiva, Meza Cuadra expresó que lamenta la situación que se ha generado en Perú en torno a la reunión de Boluarte con Biden, en el marco de la Cumbre de Líderes de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP), realizada en Washington.
Boluarte pidió al Congreso el obligatorio permiso para acudir a la cumbre. Al Parlamento le prometió una “reunión bilateral” con Biden que incluso llegó a aparecer en la agenda de la gobernante, pero que nunca estuvo en las previsiones publicadas por su homólogo.
Finalmente, esa reunión terminó reducida a un paseo en el que Boluarte, muy sonriente, le tomó la mano a Biden.
Las fuentes consultadas por EFE, y que optaron por el anonimato, sostienen que ese viaje fue un ejercicio “marketero” (publicitario) de una mandataria con bajas tasas de popularidad y que ha salido cuatro veces del país en menos de un año, pese a que la Constitución le impide hacerlo al no contar con vicepresidentes.
Para subsanarlo, el Congreso aprobó en junio pasado, a propuesta del Gobierno, una polémica ley que permite a la mandataria gobernar de forma remota desde el exterior.
“Control político”
El viraje en la política exterior, que ha llevado, entre otros asuntos a que el Gobierno desdiga la posición de Perú y retire el reconocimiento a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), responde, según varias fuentes contrastadas, a un “control político” del Congreso.
El caso de la RASD supuso un enfrentamiento entre la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso y el expresidente Pedro Castillo, quien reconoció a la República Saharaui.
La entonces presidenta de esa comisión, Maricarmen Alva, rechazó el reconocimiento del RASD al decir que “la Republica Saharaui son 40 carpas en un territorio de Argelia”. El Gobierno de Boluarte ha suspendido las relaciones diplomáticas con la RASD.
La relación de subordinación del Gobierno al Congreso responde, a juicio de dichas fuentes, a un intento de “supervivencia política” de Boluarte que está “desprestigiando” a la Cancillería.
Por el camino, las disputas con diversos gobiernos de la región que no reconocen a Boluarte como presidenta no se han resuelto.
La más grave de ellas es la abierta con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien no se ha movido de su posición de rechazo a su homóloga peruana.
Tampoco han mejorado las relaciones con el presidente colombiano, Gustavo Petro, el otro mandatario de la región que más ha criticado a Boluarte desde que asumió la Presidencia en reemplazo de Castillo, destituido tras su fallido autogolpe de Estado.
El desaire a la princesa Kako
Mientras la Cancillería se politiza y pierde relevancia en la región, la princesa Kako de Japón ha sufrido otro desaire de Boluarte. Con un viaje previsto hace varios meses, llegó a Lima el pasado viernes para celebrar los 150 años de relaciones diplomáticas entre Perú y Japón.
Sin embargo, el inesperado viaje de Boluarte a Estados Unidos para acudir a la cumbre de la APEP, al que fue con buena parte de su gabinete, se solapó con la visita de Kako, que solo ha sido recibida por un viceministro de Relaciones Exteriores.
Las escenas de la visita de la hija del príncipe heredero Fumihito contrastan con otras precedentes, como la que hizo la infanta Cristina de España a Perú en 1998, cuando fue recibida por el entonces jefe de Estado, Alberto Fujimori.
También en 2019, la entonces princesa Mako de Japón, que perdió su título al casarse con un plebeyo, visitó Perú y fue recibida por el expresidente Martín Vizcarra.
Dos muestras que contrastan con las fotografías en solitario de Kako, que han rebajado el nivel a una visita con programación oficial desde octubre pasado.
Sorprendentemente, el equipo de prensa de la Presidencia comprometió una reunión de la gobernante y Kako este martes, cuando la princesa lleva cinco días en el país y una jornada antes de su marcha.
El desaire a Kako ha sido respondido con un fracaso diplomático en Washington, donde el intento de Boluarte para dar relevancia a su figura se ha encontrado con una barrera infranqueable.