El Salvador está en estado de emergencia desde el domingo tras generarse el día más sangriento en el país desde el final de la guerra civil hace 30 años. Esta medida fue tomada por el gobierno después de que las pandillas del país participaran en una matanza el sábado, en la que dispararon indiscriminadamente a vendedores callejeros, pasajeros de transporte público y clientes del mercado.

Con El Salvador bajo régimen de excepción por un alza de homicidios, las autoridades de seguridad reportaron la captura de más de 1.400 supuestos pandilleros en los últimos tres días.

El ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, informó que “se han realizado más de 1.400 detenciones en alrededor de 50 operativos que se han llevado a cabo en todo el país”.

Dicha declaración del funcionario fue brindada a la prensa tras la detención de 24 pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS13) en una colonia populosa al norte del departamento de San Salvador. Villatoro señaló que “se están desarrollando a nivel nacional diferentes operativos de manera simultánea”.

Las detenciones de supuestos líderes, principalmente de la MS13, comenzaron el sábado, pero los operativos se intensificaron el domingo y continuaron este lunes, según confirman las autoridades y el propio presidente del país, Nayib Bukele, en Twitter.

En dicha red social, Bukele exigió este lunes a los pandilleros que “dejen de matar ya”, y advirtió que si la escalada de asesinatos en el país no para, sus compañeros presos “la van a pagar también”.

Las pandillas poseen unos 70.000 miembros en El Salvador, de los que 16.000 se encuentran encarcelados.

El Salvador se encuentra bajo régimen de excepción, decretado la madrugada del domingo por el Congreso a petición de Bukele y que suspende algunas garantías constitucionales.

Los derechos suspendidos son la libertad de asociación y reunión, el derecho a la defensa, la prohibición de la intervención de las telecomunicaciones y además se amplió el plazo de la detención administrativa a 15 días, cuando normalmente es de 3 días.

Pese a esta medida extraordinaria y a las detenciones masivas, las pandillas mantuvieron el domingo su desafío al Gobierno de Bukele.

El país registró el viernes 14 homicidios, 62 el sábado y 11 el domingo. El 26 de marzo se convirtió en el día más mortífero de la historia reciente de El Salvador.

Las autoridades atribuyen a las pandillas la ola de violencia, principalmente a la MS13, pero aún no explican la razón del alza.

Esta no es la primera vez que un Gobierno salvadoreño busca combatir a las pandillas con detenciones masivas, en el pasado lo hicieron los expresidente Francisco Flores (1999-2004) y Elías Antonio Saca (2004-2009) con sus planes Mano Dura y Súper Mano Dura.

Sin embargo, los índices de homicidios se mantuvieron en alza hasta el 2015, cuando El Salvador se convirtió en el país más violento del mundo con 103 asesinatos por cada 100.000 habitantes.

Después de ese año, las cifras comenzaron a disminuir paulatinamente y la caída se acentuó desde 2019, cuando Bukele llegó a la Presidencia.

“Esto se debe exclusivamente al accionar de las pandillas y este es el tercer repunte de la Administración Bukele, el primero fue en abril del 2020, el otro al final del 2021. Hay que entenderlos como en el marco de las negociaciones y acuerdos (sobre reducción de homicidios) que han estado produciéndose en el transcurso de su gobierno”, dice a Radio Francia Internacional Juan José Martínez D’Aubuisson, antropólogo en la Universidad de El Salvador y uno de los más reconocidos investigadores sobre las maras y pandillas en el país centroamericano.

“Para poder gobernar hay que sentarse con las pandillas, pero lo han hecho de las peores formas y de espaldas a la población”, acota el experto.