La animadora mostró el procedimiento alternativo en el que se encomendó a los monjes brasileños para ayudar a combatir el cáncer.
Este jueves se estrenó la segunda parte de Brava, el documental de Claudia Conserva donde muestra su lucha contra el cáncer y ahora, el metraje mostró los detalles de su “operación” con monjes brasileños, terapia alternativa a la que accedió durante su tratamiento.
La idea surgió cuando un amigo de Brasil la contactó para comentarle que tenía una hora con monjes brasileños, a la que Claudia accedió. Cabe recordar que estos monjes “curadores a distancia”, realizan terapia alternativa a través de la “energía”.
“Pensé yo, ya estoy con la quimioterapia, tengo todos los medicamentos indicados, estoy haciendo ejercicio. Pucha si hago lo de los monjes brasileños, en realidad lo peor que puede pasar es que no pase nada“, comentó Conserva en el documental.
“Me dijo que lo más importante era creer en ellos y tener fe, que es justamente lo que yo no tenía“, agregó. Si bien se mostró escéptica al principio, después se convenció de intentarlo y siguió todos los pasos que le indicaron los llamados “sanadores”.
Conserva contó que quien la operaría sería Zeferino Falcao, un doctor, científico, divulgador y político portugués que falleció 1919.
“Yo le dije a mi amigo ‘cómo me va a operar un señor que murió hace tanto tiempo‘. Sí, me dice, es un tema de fe, él te va a operar”, relató.
Así fue la operación de los monjes brasileños a Claudia Conserva
Para la cirugía, Claudia no tuvo que salir de su casa, más bien tuvo que adecuarla y seguir varias instrucciones para que los monjes pudieran “visitarla espiritualmente”, según relata en el documental.
Algunos de los requisitos que debió cumplir fue bañarse con flores blancas, poner una foto del doctor en la habitación donde se realizaría la operación, dejar un recipiente con agua filtrada listo para beber después del procedimiento.
Asimismo, debió “conectarse” con sus cercanos en casa, quienes también debieron utilizar ropa blanca esa noche e hicieron oraciones de apoyo. Hasta su perrito “Aslan” la acompañó.
Posteriormente, le indicaron un horario en el que debió recostarse en su cama y esperar. “Los primeros minutos fueron como muchos pensamientos uno tras otros, además sentía el silencio de este lugar”, comentó refiriéndose a su casa.
“Sentí mucha energía y mucho silencio. (…) Me pasó algo súper loco, en algún momento me vino como una especie de corto circuito cerebral. Como un remezón en la cabeza, como de la mitad. La operación era 15 minutos, 20 minutos y me asusté“, aseguró.
Después de la “operación” a distancia, debió continuar con algunos cuidados y curaciones semanales, en las que usaba el mismo método.
Su hermana, Francisca Conserva, también habló sobre la experiencia. “No sé si será mentira o verdad, pero uno se aferra a todo. Yo hice las oraciones, a don Zeferino, a todo. Con mi hijo nos tomábamos de las manos en la noche para rezar”, contó.