Para muchos es inexplicable cómo la serie infantil El Chavo del 8 logró un éxito tan largo en Latinoamérica, que perdura incluso hasta hoy. Quienes más la conocen asumen que se trata de factores como: un buen elenco, guión dinámico, la ‘picardía’ de algunos actores e historias que tenían un buen remate.
No obstante, y pese a todo el clamor que existió durante los 70 y parte de los 80, aquel grupo no se disolvió en los mejores términos y muchos emprendieron rumbos diferentes, con suertes dispares.
El programa terminó a comienzos de los 90 con pocos integrantes de su elenco original y con un Roberto Gómez Bolaños bastante diezmado físicamente, en ese entonces tenía más de 70 años, por lo que era sumamente difícil interpretar el rol de un niño.
Pero el fin del espacio televisivo no significó que la fama terminara, ya que Gómez Bolaños y Florinda Meza, su esposa, continuaron sacando réditos a través de las giras internacionales.
Fue así como recorrieron gran cantidad de países en Latinoamérica, Chile incluido, para contar anécdotas respecto al show y revelar algunos secretos de la intimidad del elenco.
Uno de los últimos viajes que el matrimonio realizó, hace ya 12 años, fue hasta la ciudad de Lima (Perú). Chespirito quería presentar su obra teatral 11 y 12, además de despedirse como actor.
Asimismo el hombre, que tenía 79 años, quería coronar su carrera actoral con un trabajo en las tablas; aunque claro, también se refirió al éxito que había tenido con El Chavo del ocho.
Según detalló El Mercurio ese año, Chespirito tuvo una conversación abierta con los medios de comunicación, en la cual reveló algunas anécdotas desconocidas de la serie infantil.
Sin dudas, la que llamó más la atención de las personas tuvo relación con el final que el hombre pensó para el niño huérfano que vivía en una vecindad en México.
Y es que, según las propias palabras del actor y productor, hacia 1978 tuvo la idea de terminar el Chavo del 8 de una forma trágica; nada menos haciendo que el personaje muriera atropellado por un auto.
El artista indicó en ese entonces que aquel hubiese sido el último capítulo del aquel programa, donde el resto de la vecindad habría terminado llorando la partida del niño.
No obstante, y por fortuna, esto nunca se llevó a cabo por parte de la producción. Quien lo hizo desistir de esto fue su hija Graciela Gómez Fernández, que era psicóloga.
Allí mismo, el hombre recordó que su hija lo hizo recapacitar indicándole que un final de esa magnitud habría tenido un efecto devastador en los niños de la época.
Según Chespirito, su retoña en ese tiempo le indicó que muchos pequeños podrían haberse incluso suicidado en caso que el personaje hubiese tenido un final tan dramático.
Finalmente esto nunca se llevó a cabo, y la historia continuó con un hilo lineal hasta 1980, cuando se emitió su último capítulo en su modalidad de programa único de televisión.
Tras eso, el programa continuó desarrollándose, pero sólo cómo un espacio humorístico durante los fines de semana. Éste estaba compuesto por la gran mayoría de su elenco principal, sólo faltaban Ramón Valdés y Carlos Villagrán.
¿Por qué se terminó el programa?
Hasta el día de hoy existen muchas interrogantes respecto al fin de este ciclo. Una de las razones más aceptadas es el distanciamiento que tuvieron María Antonieta de las Nieves y Carlos Villagrán del elenco principal.
Sin embargo para Rubén Aguirre, que interpretó al Profesor Jirafales en la producción, la principal razón del término del programa estuvo en el desgaste físico que la serie produjo en Chespirito.
Según Aguirre, el creador de la serie quiso terminarla cuando ésta estuviera en un momento de buena popularidad, y no cuando el éxito hubiera decaído.
“Roberto siempre, con esa inteligencia que lo caracteriza, quiso dejar el programa en la cumbre. Todo lo que hubiéramos hecho después de eso era bajar. Cada día que pasaba a los actores nos costaba más hacer el papel de niños”, indicó en una entrevista en 2014.
En ese entonces el mexicano también se refirió a los líos que tuvieron De las Nieves y Villagrán con su amigo Roberto Gómez Bolaños, dejando entrever que hubo excesiva ambición de los dos primeros.
“Es la ambición del dinero, aprovechando un recoveco que la ley tiene a veces. Ella (María Antonieta) registró el personaje como si fuera de su propiedad, fue una bajeza. Y Carlos habla mal de Chespirito, es malagradecido. No digo que lo alabe, sino que esté calladito”, dijo.
Hay que señalar que, al día de hoy, son pocos los actores de aquel elenco que sobreviven. Entre ellos están Edgar Vivar, Florinda Meza y los dos mencionados en el párrafo anterior.
Ramón Valdés falleció en 1988 a causa de un cáncer pulmonar, Angelines Fernández murió en 1994. Chespirito lo hizo en 2014 y el propio Aguirre dos años más tarde.