Aunque era un secreto a voces, las denuncias contra el director de cine Nicolás López se hicieron públicas este fin de semana, cuando la revista Sábado de El Mercurio publicó un amplio reportaje sobre el tema.
En el artículo, ocho mujeres revelaron sus experiencias con el responsable de Sin Filtro, contando en detalle cómo habían sido acosadas y abusadas sexualmente.
Una de ellas es María Jesús Vidaurre, una joven modelo y actriz de sólo 22 años, conocida principalmente por su trabajo en Soltera Otra Vez 3, donde interpreta a la hija de Tati Álvarez (Tamara Acosta).
Según comentó la artista, comenzó a tener contacto con López cuando ella apenas tenía 17 años. “Él me mandó un mail en 2014. Me dijo que había visto mis fotos y que le interesaba, que era director y que se quería juntar conmigo. Yo no lo conocía, pero lo googlié y dije: ‘Wow, es el medio director"”, señaló a la revista.
La entonces adolescente quedó feliz con el contacto, hasta que López le dijo que se reunieran a tomar algo y “viéramos qué pasaba”. La joven rechazó la oferta y le dijo que no le parecía correcto, que estaba pololeando y que la llamara cuando tuviera un casting de verdad.
Tras esto, Vidaurre asegura que el cineasta comenzó a “psicopatearme por redes sociales”. “Me escribía mensajes como haciendo bullying a mi pololeo: ‘por qué estás pololeando’; ‘cuándo vas a terminar’; ‘lo tuyo no va a durar’; Me escribía a cualquier hora, ponía que estaba rica en algunas fotos. Tuve que bloquearlo de todo. Y no supe más de él, hasta que Carolina Ruíz, de la agencia Versus me habló de nuevo de él”, señaló a la revista nacional.
En 2015, el director de Que pena tu vida citó a la actriz a su departamento para un casting de noche, y aunque ella le pidió que fuera de día, él se negó asegurando que sólo podía a esa hora y que debía ser en su casa que estaba dos pisos más arriba de su oficina.
En ese tiempo, Vidaurre tenía 18 años, y López le decía que era demasiado perna para entrar al mundo de la actuación, pues ella no tomaba alcohol y evitaba ir a fiestas. “Él insistía en que me tenía que empezar a vestir sexy, que si no hacía esas cosas, la gente me iba a desechar”, recordó.
El día del casting, Nicolás retó a la joven por no aceptar la champaña que le estaba ofreciendo, y le dijo que “nunca a iba a ser actriz, porque las actrices para poder interpretar un rol tienen que haber vivido”. “Literalente me dijo: ‘Tienes que ser más zorra, más puta, si no, no vas a conseguir nada"”, contó la artista.
Tras aquella conversación la invitó al segundo piso, donde ella no sabía que se encontraba su dormitorio. Según relató Vidaurre, allí la empujó contra la cama y se tiró encima de ella. “Fue muy rápido. Me acuerdo que me lo saqué en buena onda y me paré. Me incomodó, pero hice como si no hubiera pasado. Él trato de hacerlo pasar como una broma”, afirmó.
Luego de ver un par de escenas sensuales de dos películas y obligarla a bailar, la sorprendió al decirle que “no debería usar sostenes, que las actrices en Hollywood no usan”.
“Se puso a hablar de los pezones, que le gustaba cuando se veían a través de una polera. Me tocó la pechuga con el dedo índice. Me dijo: ‘¿Te molesta? Es una pechuga, qué tanto’. Me hizo sentir inmadura, como si fuese una cabra chica”, relató.
Cuando ella intentó alejarse del dormitorio para ir a buscar su celular que estaba sonando y que había dejado en el comedor, él la arrinconó contra la pared. “Me empezó a dar besos en la boca, en el cuello, en la cara. Le dije calmadamente y en repetidas ocasiones: ‘Nicolás, para’. Me retuvo con fuerza. Puso sus manos contra la pared y me atrapó entre él y la pared”, aseguró.
“Después me agarró de la cintura muy fuerte y me apretó hacia él; sentí su genital erecto contra mí”, prosiguió.
“Yo solamente miraba mi celular y me sentía achurrascada. Tenía el cuello hacia atrás, como alejándome de él. Era muy evidente que no quería estar ahí, pero él seguía dándome besos”, recordó.
Las llamadas perdidas en su teléfono eran de su pololo de aquel momento, quien había ido al departamento a buscarla. “Se me hizo eterno; pensaba en cómo llegar a ese celular, se me olvidó Nicolás. Ninguna parte de mí, quería eso que él me hacía, pero en ese momento sentí que no quería incomodarlo. Le dije: ‘Nicolás, tengo mil llamadas perdidas, por favor, suéltame"”, aseguró.
En ese momento, el director de cine la soltó y le permitió responder el teléfono, aunque, según María Jesús, siguió tratando de estar encima de ella e incluso le pidió que le dijera a su pololo que la esperara. “Traté de zafar. Me despedí, le dí las gracias y me fui. Yo creo que si no hubiera estado mi pololo abajo, alguien esperándome, me violaba. Lo digo en serio”, afirmó.
La joven salió del departamento y se fue con su pololo, pero no le contó nada. Días después se reunió con Carolina Ruíz, a quien le contó lo ocurrido, pero pese a que ella le ofreció ayuda, la actriz decidió no denunciar a López.
Según Vidaurre, más tarde se reunió con el guionista del cineasta, Diego Ayala, quien le recomendó no tener más contacto con López y le dijo que el artista hablaba de ella en su productora, donde la trataba como “la nueva niña culiable”.
Más tarde, en 2016, ambos se encontraron en Miami. López volvió a invitar a salir a María Jesús, quien se negó. “Un día él me dijo: ‘Sabes qué, pendeja culiada, tú no estás preparada para esto. No puede ser que el mejor director de Chile te llame para que vayas a su hotel en Miami y no vayas. No puede ser que te invite a una fiesta con gente de Hollywood y no vayas. No estás para esto, nosotros no vamos a poder trabajar juntos’. Yo le respondí: ‘Entonces no trabajaremos juntos"”, sentenció.
La revista Sábado afirma que en abril, antes de conocerse el caso de Herval Abreu, un empleado de la productora de López, Sobras, se acercó al mánager de la actriz para ofrecerle un papel en su nueva película, el cual ella no aceptó asegurando que tenía problemas de agenda.
Luego del estallido del escándalo, volvieron a contactarse con ella, pero su respuesta fue la misma, finalmente le dijeron que ella pusiera las fechas para aceptar, a lo cual Vidaurre les dio “fechas imposibles”.