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La segunda temporada de "El Juego del Calamar" regresa con Gi-hun tratando de destruir al líder del cruel juego tras ganar un premio millonario, a costa de 455 víctimas. Los participantes vuelven a enfrentarse a juegos mortales para ganar un premio millonario, con Gi-hun intentando guiarlos y convenciéndolos de abandonar el lugar. A pesar de la oportunidad de salir tras cada juego, la codicia y la manipulación mantienen a los jugadores atrapados en una lucha por el premio. La trama se adentra en historias personales, incluyendo la de una mujer transgénero y un soldado de traje rojo. Aunque algunas escenas pueden resultar repetitivas, la temporada logra combinar emociones intensas con momentos de humor y emoción. De esta manera, el último episodio deja múltiples interrogantes que se espera sean respondidas en la tercera temporada confirmada para el 2025, prometiendo una continuación cargada de acción y suspenso.
¿Qué serías capaz de hacer por dinero? ¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar con el objetivo de saldar una deuda millonaria?
Aquellas preguntas vuelven a surgir tras la segunda temporada de “El Juego del Calamar”. Sí, post Navidad, Netflix lanzó la segunda parte de la tan famosa serie que arrasó hace tres años, alcanzando más de 265 millones de visualizaciones.
En 2021, ‘El Juego del Calamar’, se convirtió en la serie más vista de la plataforma de streaming.
Tal fue la popularidad y originalidad, que la primera temporada se llevó seis premios Emmy, incluido el trofeo al mejor actor principal de drama para Lee Jung-jae, el ganador del millonario premio en la serie ficticia.
Los nuevos episodios nuevamente nos llevan a él. Recordemos que en la primera entrega, Seong Gi-hun, el jugador 456, logró salir de la desconocida isla y ganar un premio a costa de 455 vidas.
Ahora, luego de tres años y con el trauma del pasado, tratará de hacer lo imposible por llegar al líder, destruirlo a él y al juego, ¿lo logrará?
El suspenso continúa en “El Juego del Calamar”
En esta nueva temporada, Gi-hun, decide no ir a Estados Unidos a reencontrarse con su hija. En su lugar regresa a Seúl con el propósito antes mencionado.
Luego de una serie de estrategias y gracias al dinero obtenido, logra reincorporarse al juego con el mismo número, logrando desafiar a la persona detrás de la máscara.
Una vez dentro, le suplica a todo el mundo que abandone la cruel competencia de manera inmediata.
Aquello no es spoiler ni nada por el estilo, pues Netflix lo revela claramente en su tráiler, así como también a alguien que se creía muerto: el policía, hermano del malvado enmascarado.
Ahora sí, que inicie el malvado juego
Las cosas no han cambiado mucho en el interior de la isla misteriosa. Gi- hun despierta acostado en un camarote, rodeado de 455 jugadores más que visten un traje verde y blanco, que luego son recibidos por hombres con trajes rojos y máscaras negras con diferentes formas geométricas.
De esta manera, los jugadores, un tanto sorprendidos y asustados, rápidamente comienzan con sus preguntas ¿Dónde estamos? ¿En qué consiste el juego? ¿Cuál es el monto final?
La sala está compuesta por caras jóvenes (en su mayoría), mujeres vulnerables, exmilitares, influencer y hasta raperos, todos con algo en común: una deuda millonaria.
Tal como en la primera entrega, algunos se conocen.
En esta línea, los nuevos episodios no solo son sangres, muerte y codicia, también se centran en algunas historias humanas.
Una mujer transgénero cuenta los motivos personales de su participación en el juego, y será quien tome un papel relevante en el transcurso de los nuevos episodios (sobre todos en los últimos). A ella también se suma la historia de un soldado de traje rojo y una joven embarazada.
La continuación de los capítulos de este drama coreano pueden ser un tanto predecible, quizás muy similares a la primera entrega, pero las historias de los jugadores y los secretos que deben salir a la luz, la hacen interesante.
Volviendo a la historia principal, hasta ahí todo normal. Los participantes firman un consentimiento, que de poco y nada sirve. Sin embargo, existen nuevas reglas, los jugadores tiene la chance de salir del juego, cada vez que termine una competencia, todo bajo votación.
El espectador puede imaginar que ver a cientos de personas morir trágicamente en un primer juego, hará que todos quieran salir de inmediato, pero el poder de la manipulación y el egoísmo, se hace presente.
Una vez más la codicia gana terreno y es más importante que la vida humana. De esta manera se demuestra que las escenas están compuestas gracias a una detallada observación de nuestra sociedad fragmentada.
Seong Gi-hun ¿el justiciero?
Llega el primer juego y ya es familiar: una muñeca de traje naranja, polera amarilla y sensores en sus ojos que llevan a la muerte directa, acompañada de dos hombres con traje rojo y máscara negra. Todos sabemos que continúa.
Gi-hun intenta salvar sus vidas guiando sus pasos como una especie de justiciero. Aquel será el único juego en que podrá ayudar, pues los siguientes serán desconocidos y aún más sangrientos.
A diferencia que en la primera temporada, son perfectamente calculados y despiadados.
Así, la historia continúa similar: cajas negras con cintas rosadas, una que otra con una pequeña marca hecha con sangre en forma de cruz, una alcancía llenándose gracias a vidas humanas y la formación de grupos para superar el trauma, salvar vidas o destruirlas.
En el transcurso de la historia, “No podemos irnos con tan poco dinero”, el temor, el trauma y a la vez, las estrategias, marcan cada episodio.
Algunas escenas pueden resultar repetitivas y hacer lenta la trama: las votaciones, los intentos de rescate y atar cabos sueltos.
Sin embargo, a diferencia de la primera temporada, los capítulos dan al espectador el paso para reír y emocionarse, lo que permite distraerse de las tormentosas muertes.
De esta manera, el último episodio se vuelve un cúmulo de emociones: frustración, tristeza y esperanza. Se evidencia la traición y el poder, que dan paso a preguntas, que se esperan sean respondidas en la tercera temporada (confirmada para el 2025), para que así, los dientes perdidos de su creador Hwang Dong-hyuk, valgan la pena.
