El periodista, recordado por ser una importante figura entre los medios de la oposición durante la dictadura, falleció este viernes producto del Alzheimer, pero tuvo antes una inquebrantable historia de amor con la actriz Paulina Urrutia.
La tarde de este viernes se informó el fallecimiento del emblemático periodista chileno Augusto Góngora. El también esposo de la actriz Paulina Urrutia, partió a los 71 años tras una larga batalla contra el Alzheimer.
El comunicador, es destacado por ser una importante figura dentro de los medios opositores al régimen militar en Chile y asimismo fue uno de los líderes de Televisión Nacional (TVN) cuando llegó el retorno a la democracia.
Sin embargo, su paso por los medios no es lo único por lo que será recordado, y es que Góngora mantuvo un fuerte lazo con su esposa Paulina Urrutia, con quién se casó en 2016.
El comienzo de su romance se remonta a 1997, tiempo después de que el periodista se separara de Patricia Naut, madre de sus primeros 2 hijos, Javiera y Cristóbal.
¿Cómo comenzó el romance entre Augusto Góngora y Paulina Urrutia?
Según ha relatado la actriz en diferentes instancias, fue mientras Góngora ejercía como productor ejecutivo de TVN que se interesó en ella, que se estaba abriendo camino en la televisión gracias a producciones de la señal nacional como Jaque Mate (1993) o El amor está de moda (1995).
Si bien, Urrutia no mostraba interés por él, tras recibir una llamada en 1997 donde la invitada a salir, decidió darle una oportunidad. “Para mí, era un señor nada que ver con mi vida, con mi mundo”, comentó la actriz sobre ese entonces en el programa De tú a tú, en 2002.
A partir de allí formaron un lazo que se volvió inquebrantable y se prolongó por 26 años, manteniéndose a flote incluso después de que Augusto Góngora fuera diagnosticado con Alzheimer.
De hecho, la pareja contrajo matrimonio recién en 2016, 2 años después del diagnóstico y a 2 décadas de haber comenzado su relación.
“Nosotros cumplíamos 20 años juntos y decidimos casarnos porque hay varias cosas ahí, uno con el tiempo y la edad se va fragilizando“, comentó Urrutia ese mismo año en Mentiras Verdaderas. Revelando también que al diagnóstico de su pareja influyó en esta decisión.
Además, enfatizó en los términos legales a los que podrían acceder al casarse, algo que les preocupaba considerando las circunstancias. “Legalmente, uno no es nada del otro y hay situaciones tan dramáticas (…). Se experimenta una sensación de precariedad que es muy fuerte”, apuntó.
“Y al mismo tiempo está el otro lado, que es muy bonito, un gesto de reconocimiento, de una unión, un símbolo de unión, de compartir una vida. Y en el caso de nosotros es súper específico, en un momento uno dice ‘¿quiero compartir el resto de mi vida?’ o salgo arrancando”, agregó.
El lazo inquebrantable de Urrutia y Góngora
Desde allí y con su unión reforzada por el matrimonio, la pareja decidió visibilizar su caso y hablaron en diferentes ocasiones públicamente sobre el diagnóstico de Alzheimer de Augusto Góngora.
“Muchas otras personas están viviendo lo mismo y saben que una se empieza a volver loca, por el nivel de exigencia, de dolor, el duelo permanente y larguísimo. Es una muerte en cámara lenta, donde día a día, hora a hora y minuto a minuto vas perdiendo algo de esa persona, y eso es abrumador. Pero al mismo tiempo es lo más bello”, comentó Urrutia en 2022.
De hecho, también plasmaron su historia de amor y como lidiaron con la enfermedad en el documental La memoria infinita, que se entrenó a inicios de 2023 dirigido por Maite Alberdi y presentado en el Festival de Cine de Sundance, donde ganó el Gran Premio del Jurado.
Sin embargo, una de las últimas palabras que tuvo Paulina Urrutia con los medios sobre Augusto Góngora, tuvo lugar en diciembre de 2022, cuando asistió al matinal Mucho Gusto, de Mega.
“Augusto está en una etapa donde su enfermedad está muy avanzada. Tuvo una crisis convulsiva compleja, esto es cuando ya el cerebro está siendo afectado en la corteza, que fue lo que más lo deterioró físicamente”, indicó.
“Lo que lo calma es la compañía, el abrazo, la caricia, el habla, la escucha. Él ve otras cosas menos la realidad, (…) pero lo auditivo es impresionante. Las voces de hombre es una cosa… Es maravilloso cómo reacciona”, añadió.
En la misma línea, comentó que “cuando se para y en su desesperación por el miedo a no caerse, me toma y siento exactamente lo mismo que antes. Nosotros tenemos un registro que no es solamente la cabeza; somos cuerpo y emociones“.
“Me siento profundamente agradecida por haber tenido la oportunidad de amar como lo he hecho, y de haber sido amada por Augusto (…) todos los días hay miles de sensaciones que te vuelven a revivir eso”, concluyó.