Antes de contraer matrimonio con la princesa Diana, incluso antes de su público romance con Camilla Parker Bowles, el príncipe Carlos era el soltero más codiciado de Europa. No sólo era considerado un buen partido, sino que además se convertiría en el próximo rey de Inglaterra.
Contrario a la creencia popular y gracias a las enseñanzas machistas que le dio su tío, Lord Louis “Dickie” Mountbatten (quien fue una figura paterna para él), Carlos sabía perfectamente cómo conquistar a las mujeres y mantener su atención mientras él lo deseara.
“El consejo que Dickie Mountbatten le dio fue: ‘Ten tantas relaciones como sea posible (…) y luego encuentra a una chica dulce y con personalidad para ponerse un pedestal, y cásate con ella’”, aseguró la biógrafa real Sally Bedell Smith, en el documental La vida de Diana.
Su tío estaba tan orgulloso de las conquistas de Carlos, quien fue un niño bastante tímido en su infancia, que llegó a decir a la prensa que el joven príncipe “tenía una vida sexual perfectamente normal”.
Entre las conquistas de Carlos se encontraba la recién casada Lady Dale ‘Kanga’ Tryon; la joven que no quería ser Reina, Lady Jane Wellesley; la elegida por su tío, Lady Amanda Knatchbull; y Anna Wallace, quien rechazó dos veces la propuesta de matrimonio de Carlos.
Además de Diana y Camilla, sin lugar a dudas, la relación que más marcó la vida del próximo rey de Inglaterra, fue con Lady Sarah Spencer, la mujer que le presentó a la madre de sus hijos y que lo convirtió en uno de los hombres más odiados del mundo.
Lady Sarah era la hermana mayor de Lady Di, y pasó la mayor parte de su infancia estudiando en un internado, alejada de su familia. En noviembre de 1977, cuando ella tenía 22 años, Carlos fue invitado a visitar Althorp, la propiedad de los Spencer.
Sarah de inmediato se sintió atraída por Carlos, incluso la misma Diana aseguró que era evidente el interés que ella sentía hacía el príncipe.
“Mi hermana Sarah estaba siempre sobre él, y yo pensaba: ‘Dios, cómo debe odiar eso”, aseguró la princesa en el documental Diana: en sus propias palabras.
A Carlos, al parecer, no le molestó tanto la actitud de Sarah y siguió reuniéndose con ella regularmente. No era raro ver fotografías de ellos juntos o que ella lo acompañara a algunos eventos oficiales, como la legendaria carrera de caballos Royal Ascot. “Sarah estaba realmente entusiasmada con todo esto”, agregó Diana.
En una de las visitas de Carlos a Althorp, los Spencer organizaron un gran baile. Allí, Sarah le presentó a Diana, quien fascinó al príncipe. “Se me acercó después de la cena y me dijo: ‘¿Me enseñas la galería?’. Para una joven de 16 años, que alguien así te preste atención, es algo maravilloso. ¿Por qué alguien como él se interesaría en mí?”, señaló Diana en la misma entrevista.
Pese al evidente interés de Carlos en Diana, se acercaba su cumpleaños 30, por lo que la presión por encontrar esposa aumentó, y los medios no paraban con las especulaciones.
Debido a que Lady Di tenía 16 años en aquella época, Sarah era la opción más evidente, sin embargo, cometió un error que la realeza jamás le perdonó.
Según se consigna en el libro The Diana Chronicles, escrito por Tina Brown Sarah, Sarah conoció a los periodistas James Whittaker y Nigel Nelson, con quienes almorzó en un resort en Kloster. Allí se sinceró sobre su relación con Carlos, sin sospechar que sus palabras aparecerían en revista Woman’s Own.
Whittaker traicionó la confianza de la mujer y usando uno de sus muchos sobrenombres, Jeremy Slazenger, vendió la exclusiva a la publicación.
“No hay posibilidad de que me case con el Príncipe Carlos. Él es una persona fabulosa pero no estoy enamorado de él”, dijo Sarah.”Y no me casaría con nadie que no amara, ya fuera un barrendero o el Rey de Inglaterra”, agregó.
“Si él me preguntara, lo rechazaría. El príncipe Carlos es un romántico que se enamora fácilmente. Pero puedo asegurarle que si hubiera algún compromiso entre el Príncipe Carlos y yo, ya habría sucedido”, señaló.
“Soy una especie de torbellino, no una persona que participa en un largo y lento noviazgo. Nuestra relación es totalmente platónica”, añadió.
Pero como si eso no fuera suficiente, Sarah también admitió que tenía un diario de vida con todos los recortes de prensa de su relación con Carlos. Asimismo habló sobre sus problemas de anorexia y el alcohol, producidos por la ruptura de su relación con Gerald Grosvenor, heredero del ducado de Westminster.
Cuando ella llamó a Carlos para contarle lo que ocurría, obviamente él se enojó y le dijo: “Hiciste algo extremadamente estúpido“. De inmediato, la relación llegó a su fin.
Dos años después, Carlos y Diana se reencontraron en Petworth, Sussex, el hogar de unos amigos en común, donde iniciaron una relación de amistad. Según contó la misma Lady Di, esa primera noche conversaron durante horas bajo la luz de la luna.
Diana le dijo que la conmovió su tristeza cuando el príncipe debió caminar tras el ataúd de su tío Lord Mountbatten.
“’Deberías estar con alguien que cuidara de ti”, le dijo Diana. “Al minuto siguiente, él prácticamente saltó sobre mí. Fue muy extraño porque fue casi como si hubiera sido atraído por un imán. Pero no pensé que fuera correcto”, recordó Diana.
Pese al rechazo, el príncipe invitó a Diana al palacio de Buckingham, pero ella volvió a negarse. Esto sólo aumentó el interés de Carlos, quien la llamaba e invitaba a diario a salir.
Finalmente ella cedió y aceptó ir a Bamoral, la residencia de descanso de la familia real, donde fueron captados juntos por primera vez desatando toda una locura mediática. Diana era la perfecta elección para Carlos ya que pertenecía a una familia aristócrata, tenía 19 años, no había tenido novio y era virgen.
A partir de ahí, su vida se transformó y cada uno de sus movimientos fueron seguidos con mucho interés por prensa.
Ese mismo año, Sarah se casó con Neil Edmund McCorquodale con quien tuvo tres hijos, Emily, George y Celia Rose, quien se casó hace pocas semanas y llevó la misma tiara usada por Diana en su boda.
Sarah asumió el apellido de su esposo y durante muchos años se dedicó a su familia. A medida que pasaban los años se convirtió en una fiel compañera de Lady Di, y tras la muerte de su hermana, se convirtió en la directora de la fundación Diana, princesa de Gales, que reúne fondos para diversas organizaciones de caridad que encabezaba Diana, la que finalmente cerró sus puertas en 2012.