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En Chile, la propina que solía ser un 10% voluntario por buen servicio en restaurantes, se ha masificado hacia otros comercios como barberías, peluquerías e incluso locales de comida rápida sin garzones. Ante esta situación, en el Congreso se aprestan a discutir un proyecto de ley presentado para regular la entrega de propinas y evitar su solicitud en locales sin garzones, con multas de hasta $330 mil para quienes no cumplan. La iniciativa busca detener la masificación de este monto entregado por la calidad del servicio. Se espera que la discusión comience en la comisión de Economía de la Cámara. Anteriormente, tanto el Ministerio del Trabajo como el Sernac han reiterado que la propina solo se debe consultar en aquellos comercios que cuenten con garzones, y en ningún caso su pago es obligatorio.

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Antes era un 10% voluntario en restaurantes o gasolineras por un buen servicio entregado. Ahora, se ha “masificado” a otro tipo de comercios como barberías, peluquerías o incluso locales de comida rápida sin el servicio de garzón. E incluso muchos locales comienzan a considerarlo casi una “obligación” del cliente.

En BioBioChile hemos tocado este tema en diversas ocasiones, y cada vez que se consulta a expertos, la respuesta es la misma: la propina es voluntaria, el 10% solo es sugerido y no todos los comercios deben usarlo.

En este contexto, es que en el Congreso surgió un proyecto de ley presentado que pretende regular la entrega de estos montos extra y de esta forma, poner un “Alto” a la masificación del mismo.

Proyecto de ley para detener la masificación de la propina

La iniciativa fue presentada en agosto de este año por los diputados Víctor Alejandro Pino y Joanna Pérez (Demócratas), Roberto Arroyo (PSC) y Yovana Ahumanda (IND).

Mediante este proyecto, se busca modificar el Código del Trabajo para evitar que se sugiera o exija dar propina en locales que no cuenten con atención de garzones.

En caso de que el empleador no tome las medidas al respecto, se le podría sancionar con una multa de tres a cinco UTM; es decir, de unos $200 mil hasta $330 mil, aproximadamente.

Juan González | Agencia UNO

Esto permitiría que en locales de belleza, como lo son peluquerías y barberías, no se permita la solicitud de propinas al momento del pago; situación que, por ejemplo, sucedió en las cadenas Palumbo y Glam&Co, que llevó al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) a enviarles un oficio al respecto.

Según la diputada Joanna Pérez, “las personas, sobre todo las más vulnerables, no tienen que estar pagando un servicio que no se les provee. Creemos que se está desdibujando esto y volviendo casi una obligación, una práctica que incomoda a los consumidores”.

Según lo programado, se espera que el martes comience la discusión de esta iniciativa en la comisión de Economía de la Cámara, ocasión en donde se invitó al director del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), Andrés Herrera.

Al respecto, la integrante de la mencionada comisión, Flor Weisse (UDI), sostuvo “la petición de propinas se extiende a muchas actividades comerciales, incluso más allá del rubro gastronómico, donde el cliente estaría pagando por algo que se supone es parte del trabajo por el que el empleador debe pagar a su empleado”.

“Considero que es un pago extra, que afecta al consumidor y encarece el servicio”, concluyó la parlamentaria.

10% de propina: voluntaria y solo en comercios con garzones

En medio de la masificación de este “10%” -en teoría- voluntario, es que han surgido distintas declaraciones de organismos como el Ministerio del Trabajo o el propio Sernac, quienes han recordado las delimitaciones que tiene el uso de la propia.

Actualmente, el Código del Trabajo señala en su artículo 64 que: “En los establecimientos que atiendan público a través de garzones, como restaurantes, pubs, bares, cafeterías, discotecas, fondas y similares, el empleador deberá sugerir, en cada cuenta de consumo, el monto correspondiente a una propina de a lo menos el 10% del mismo, la que deberá pagarse por el cliente, salvo que éste manifieste su voluntad en contrario”.

Haciendo referencia al caso de las barberías, está Trabejita -la “corpórea” del Ministerio de Trabajo- quien señaló en este post de X que “el pago del servicio debe incluirlo todo en la tarifa del corte. Solo los garzones pueden solicitar propina”.

Desde el Sernac, su director nacional, Andrés Herrera, reiteró a BioBioChile que las propinas son voluntarias, y que una persona “no tendría por qué premiar” una mala atención por parte de un garzón.

Finalmente, está la “presión social” que también influye en que ya no se vea la propina como algo voluntario, sino como una obligación para no perder aceptación social, señaló el director de la carrera de Psicología UDLA, Luis Pino.

Con ello, también está que esta masificación ha llevado a que ciertos servicios “han bajado -su calidad- y también se puede prestar para abusos laborales, donde eventualmente solo van a constituir su sueldo a partir de la propina”, advirtió Pino.