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El ministro de Hacienda de Chile, Mario Marcel, confía en los acuerdos comerciales del país para enfrentar los aranceles de Trump. Chile tiene tratados con más de 60 países representando el 85% del PIB mundial, lo que le da flexibilidad. Aunque la guerra comercial tendrá un impacto negativo global, Chile busca alternativas. La mayor amenaza es la imposición de aranceles al cobre por parte de EE. UU., que podría afectar las exportaciones chilenas.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, dijo confiar en que los acuerdos comerciales que el país mantiene con otros socios le permita sortear las dificultades que puedan derivarse de la entrada en vigor en abril de los aranceles recíprocos prometidos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
“Chile tiene acuerdos comerciales con más de 60 países, que representan el 85% del PIB mundial. Eso nos da a nosotros más flexibilidad que a otros países para reorientar nuestro comercio exterior en caso de que tengamos dificultad con algún mercado o aprovechar oportunidades que se generan cuando hay alguna otra”, dijo el ministro en diálogo con la Agencia EFE.
Marcel se pronunció tras haber participado en el seminario “Construir economías dinámicas: Rutas de políticas para un crecimiento inclusivo y sostenible”, que se enmarca en las reuniones anuales que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) celebra en Santiago y dentro de las cuales se congregará su Asamblea de Gobernadores y la del BID Invest, su brazo financiero, desde el viernes hasta el domingo.
Chile cuenta con la ventaja de esa internacionalización, según destacó el titular de Hacienda, y también con el hecho de que en la cadena de valor “produce materias primas, alimentos, etcétera, que no están en el centro de donde está hoy día el conflicto, que ese en el sector más bien industrial y de tecnología”.
“Eso significa que hay industrias que van a seguir funcionando y que van a seguir requiriendo materias primas o insumos que se producen con materias primas que producimos nosotros, como es el cobre, de lo cual se van a derivar también otras oportunidades”, añadió Marcel.
El ministro no esconde que los cambios previstos por la Administración estadounidense tendrán un eco negativo: “Este proceso mientras más se vaya intensificando la guerra comercial va a deprimir la actividad mundial, va a tener un impacto negativo, y eso nos va a afectar a todos, pero mientras eso ocurre tenemos otras muchas alternativas a las que recurrir”, añadió.
La gran amenaza que pende sobre la economía chilena es la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos al cobre.
Bajo la premisa de la seguridad nacional, Trump anunció el pasado 25 de febrero el inicio de una investigación para determinar si la alta dependencia de las importaciones de cobre representa un riesgo para el país y, en caso afirmativo, tomar medidas para restringirlas.
Chile, el mayor productor de cobre del mundo, exportó en 2024 más de 50.800 millones de dólares de este material esencial, principalmente a China (51,3%), Estados Unidos (11,3%) y Japón (11,1%), de acuerdo al Banco Central.
El encuentro de esta semana en Santiago, iniciado el miércoles con seminarios previos, ha abogado por una mayor integración regional en América Latina y el Caribe y por mejorar la conectividad tanto física como digital.
“Es una oportunidad de compensar o de mitigar el impacto de los conflictos comerciales, pero hay que tener claro que la integración en América Latina siempre ha sido una promesa y ha costado mucho materializarla”, admitió Marcel.