Grupos de argentinos con bolsas de billetes y maletas vacías cruzan la frontera. ¿Con qué objetivo? Comprar de todo en nuestro país: celulares, consolas, ropa, entre varios otros. Y si no van en bus, quienes toman su vehículo propio aprovechan de cambiar neumáticos a precios más convenientes.
Así es el ejemplo de 30 trasandinos que viajaron en un autobús con destino a Santiago para una especie de “fiesta consumista”. Una de ellas, María Laura Bustos, afirmaba estar “ansiosa por ir a las tiendas” junto a su hija y US$1.100 en efectivo.
Si bien la lista de cosas por comprar era extensa, la prioridad era comprar un notebook, donde el elegido fue un Lenovo de precio equivalente a US$625. En su país, el mismo modelo está a más de US$1.000.
“Fiesta consumista” de argentinos en Chile
Pero el día de “shopping” no se quedó ahí, sino que luego vinieron productos como avena, manteles individuales, toallas, sábanas, pantalones y camisetas, muchos de ellos de H&M.
Tan ha sido el impacto del turismo de argentinos que desde la marca sueca han adaptado sus horarios más pensando en las fechas festivas argentinas que las nacionales.
Según el encargado de las operaciones de H&M en Sudamérica, José Manuel Castillo, la forma de distinguir a los trasandinos es fácil: son quienes vienen con maletas vacías.
Sacar provecho
Finalmente, hay nacionales que también sacan partido a esto, como Jonathan Santibáñez, que tiene una vulcanización en Los Andes, punto de parada para los argentinos que vienen en vehículos propios.
Durante este año, hay días en los que cerca de un 80% de los autos que llegan tienen patente argentina, y a pesar de ser un viaje largo solo para cambiar un par de neumáticos, sus precios son un 33% menos que en Mendoza.
Si un juego de neumáticos Dunlop para un sedán Peugot cuesta US$430 en su talles, al otro lado de la cordillera costaría más de US$600.
La razón tras las olas de consumo
Según Bloomberg -y consignado por nuestro medio asociado Perfil– la consolidación de este turismo de compras express denota algo alarmante para la gestión del libertario Javier Milei: “el peso está sobrevalorado”, dijo el director gerente de Oppenheimer & Co, Fernando Losada.
Y si bien es conocido que el peso argentino ha tenido una fuerte devaluación en el último tiempo, a la vez que la brecha entre el dólar oficial y el blue sigue creciendo, Losada sostiene que la fortaleza de la moneda se basa en que la inflación, a pesar de desacelerarse, sigue alta.
Mientras los salarios se equiparan a la inflación, la población recibe más dólar para gastar, y ahí es donde deciden gastarlos en nuestro país, con menores aranceles y un mercado minorista mucho más competitivo.
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