Las grandes economías de la región, dijo el Banco, podrían ir directo a la recesión. Este escenario desataría previsiblemente protestas, lo que a su vez reduciría las inversiones.
El Banco Mundial (BM) mantuvo este martes prácticamente inalterada su previsión de crecimiento económico para Latinoamérica y el Caribe este año en el 2,5%, pero alertó ante los peligros que supone un escenario de elevada inflación y ralentización de la actividad económica, con riesgo real de estanflación.
Para Chile, el organismo nuevamente proyectó una desaceleración del crecimiento tanto para este año como para 2023: 1,7% y 0,8%, respectivamente; más una expansión de 2% para 2024.
Previamente, para este año el Banco había estimado un crecimiento de 1,9% y de 1,5% para el próximo año.
Perspectivas generales
En su informe actualizado de Perspectivas Económicas Globales, publicado este martes, la institución financiera internacional bajó únicamente en una décima el porcentaje de crecimiento previsto para la región (del 2,6% proyectado en enero al 2,5% actual).
Sí redujo significativamente, sin embargo, la previsión para el próximo año, 2023, que en enero había situado en el 2,7% y ahora ha rebajado hasta únicamente el 1,9%.
El principal riesgo que el BM señaló para Latinoamérica y el Caribe fue un posible impacto en las exportaciones y de la inversión a causa de la caída del crecimiento en el resto del mundo, especialmente en países como China (principal destino comercial de los productos suramericanos) y Estados Unidos (con estrechos vínculos con las economías mexicana y centroamericanas).
Una caída de las exportaciones, unida a la debilidad de la demanda interna, podría llevar a algunas de las grandes economías de la región a la recesión, según el informe.
La guerra en Ucrania es otra de las principales amenazas para las economías latinoamericanas, dada su dependencia de los fertilizantes rusos y bielorrusos para el campo, por lo que una hipotética situación de escasez de fertilizantes empeoraría las cosechas, aumentaría el precio de los alimentos y dispararía la pobreza.
Este escenario, según la entidad financiera, desataría previsiblemente protestas, lo que a su vez reduciría las inversiones y podría llevar a los Gobiernos de la región a adoptar medidas consideradas negativas para el crecimiento como controles de precios o restricciones a la exportación.
Por países, el Banco Mundial prevé un crecimiento del 1,5% para la mayor economía de la región, Brasil; del 4,5% para Argentina (tras el descalabro vivido en 2020); del 1,7% para México y del 5,4% para Colombia.
Por su parte, se espera que Perú crezca un 3,1% este año; Ecuador, un 3,7%; Chile, un 1,7%; Uruguay, un 3,3%; Paraguay, un 0,7%; y Bolivia, un 3,9%.
En Centroamérica y el Caribe, las proyecciones del BM son de un crecimiento del 3,4% para Costa Rica; del 5% para la República Dominicana; del 2,7% para El Salvador; del 3,1% para Honduras; del 3,4% para Guatemala; del 2,9% para Nicaragua; y del 6,3% para Panamá.