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Un estudio del Instituto Weizmann de Ciencias revela que las hormigas superan a los humanos en resolver problemas grupales, especialmente al transportar objetos grandes en laberintos, según publicación en PNAS. En el experimento, humanos y hormigas enfrentaron desafíos de mover un objeto en forma de T a través de pasillos estrechos, con humanos individualmente y en grupos de distintos tamaños, y hormigas organizadas en grupos pequeños y grandes. Aunque los humanos destacaron en desafíos individuales, las hormigas demostraron una coordinación eficiente, memoria colectiva y estrategias calculadas en grupo, mostrando superioridad en la colaboración.

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Un estudio del Instituto Weizmann de Ciencias reveló que las hormigas son más efectivas que los humanos al resolver problemas en grupo, especialmente cuando se trata de transportar objetos grandes a través de laberintos.

El experimento, publicado en la revista PNAS, comparó el desempeño de ambas especies en una tarea que simulaba un desafiante rompecabezas de movimiento.

“Hemos demostrado que las hormigas que actúan en grupo son más inteligentes, que para ellas el todo es mayor que la suma de sus partes. Por el contrario, formar grupos no amplía las capacidades cognitivas de los humanos“, explicó el profesor Ofer Feinerman, autor principal del estudio, según recogió EuropaPress.

El experimento: humanos versus hormigas

Para permitir una comparación entre dos especies tan dispares, el equipo de investigación creó una versión real del “rompecabezas de los pianos”, un problema computacional clásico de los campos de la planificación del movimiento y la robótica que se ocupa de posibles formas de moverse.

En él, un objeto de forma inusual (por ejemplo, un piano), debe transportarse desde el punto A al punto B en un entorno complejo.

En lugar de un piano, los participantes tuvieron que mover un objeto en forma de T a través de un espacio dividido en tres cámaras con pasillos angostos. Para hacer la comparación justa, se ajustaron las dimensiones del laberinto al tamaño de cada especie.

Los humanos participaron de forma voluntaria y con un espíritu competitivo, mientras que las hormigas Paratrechina longicornis, conocidas como “hormigas locas”, fueron engañadas haciéndoles creer que el objeto era un alimento.

Se formaron grupos de diferentes tamaños: humanos actuaron de forma individual, en grupos pequeños (6 a 9 personas) y grandes (26 personas).

En tanto, las hormigas se organizaron de forma similar: una sola hormiga, un pequeño grupo de siete y un grupo grande de 80.

Para evitar ventajas, a los humanos se les prohibió comunicarse verbalmente o con gestos, e incluso usaron máscaras y gafas de sol, para cubrir sus rostros.

En desafíos individuales, los humanos superaron con facilidad a las hormigas gracias a su capacidad de planificación estratégica.

Sin embargo, en tareas grupales, el desempeño de los humanos no mejoró significativamente, e incluso disminuyó cuando la comunicación estaba limitada.

Por el contrario, las hormigas trabajaron de forma coordinada y eficiente. “Grupos de hormigas actuaron juntas de manera calculada y estratégica, exhibiendo una memoria colectiva que les ayudó a persistir en una dirección particular de movimiento y evitar errores repetidos”, explicaron los investigadores.

El profesor Feinerman concluyó que “una colonia de hormigas es en realidad una familia. Todas las hormigas del nido son hermanas y tienen intereses comunes. Es una sociedad muy unida en la que la cooperación supera con creces la competencia“.

Este estudio demuestra que, aunque los humanos son más hábiles individualmente, las hormigas destacan en tareas colaborativas, dejando en evidencia las limitaciones de la “sabiduría de la multitud” en los humanos.