Esta semana se conoció que el nuevo Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), buscará prohibir seguir construyendo sobre la Falla de San Ramón. Esto debido al potencial peligro que implica este fenómeno esté activo.
De acuerdo con Claudio Orrego, gobernador de la región Metropolitana, los cambios en la actualización del PRMS este 2024 se centrarán principalmente en la falla sísmica.
“Este año se cumplen 30 años del Plan Regulador Metropolitano de Santiago, y en el intertanto no ha tenido ninguna modificación integral. Ha tenido más de 100 modificaciones, pero todas parciales y bastante inconexas unas con otras”, criticó en una entrevista con La Tercera.
Orrego explicó que esta reforma se discutiría durante esta semana en la Comisión del Consejo Regional y la próxima pasaría al Pleno, un proyecto que además se está desarrollando de la mano del Ministerio de Vivienda, pero financiado por el Gobierno Regional.
“Hace ya harto tiempo se determinó que la Falla de Ramón era una falla activa, no una falla pasiva como se creyó durante mucho tiempo. Y hasta el día de hoy, no hay ninguna regulación en el Plan Regulador Metropolitano sobre esta. Se sigue construyendo arriba”, planteó.
Especialistas apuntan a la falla de San Ramón
La continuidad de la urbanización sobre esta falla sísmica se viene discutiendo desde hace tiempo. De hecho, últimamente ha sido un tema en la Cámara de Diputados, donde geólogos han asistido para exponer.
El Dr. Gabriel Easton, geólogo y profesor titular de la Universidad de Chile, dijo en una sesión especial de junio pasado que “en general, la gente no sabe si vive o no sobre la Falla San Ramón“.
“Por eso es importante que el Plan Regulador Metropolitano de Santiago la incorpore, para que se norme sobre esta materia y se transparente la información a la ciudadanía”, agregó.
Los especialistas describieron una serie de sugerencias, entre las que incluyeron:
—Que se restrinja la fundación de estructuras directamente sobre la traza o ubicación en superficie de la falla.
—Que no se continúe densificando la población que vive directamente sobre la franja de potencial ruptura en superficie de la falla.
—Que se realicen estudios de remoción de masa, como deslizamientos y caídas de bloque, en las cercanías de la falla ante la posibilidad de su potencial activación.
—Incorporar la Falla San Ramón en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS).
—Modificar la norma sísmica de diseño para que se haga cargo de esta y otras fallas activas en el país.
“Si bien los terremotos en este tipo de fallas geológicas son menos frecuentes que los terremotos de subducción, es decir, del contacto entre las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana, los terremotos corticales de todas maneras ocurren y volverán a ocurrir (…). Hemos venido levantando este tema con el anhelo que la normativa la incorpore y de ese modo contribuir a la reducción del riesgo de desastres en nuestro país”, concluyó el experto.
¿Qué comunas estarían en peligro?
Recientemente, un estudio de la Universidad de Chile, determinó cuáles serían las comunas más afectadas en sus construcciones a raíz de un posible terremoto en la falla de San Ramón. Los resultados apuntaron a: Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida y Puente Alto.
Asimismo, calculan que esto traería daños para más de 1.700.000 personas que habitan estas comunas, y que por el potencial sísmico de la falla, un terremoto allí podría ser incluso peor que el 27F.
“55% de la superficie de la Falla San Ramón está hoy construida como parte del crecimiento exponencial que ha tenido Santiago en las últimas cuatro décadas”, señala un comunicado de la casa de estudios.
Gabriel Easton, que también participó de este estudio, advirtió que seguir urbanizando esta zona “configura un escenario de riesgo creciente, sumado a los antecedentes que sustentan cada vez más que se trata de una falla activa e importante en cuanto a su estructura geológica”.
Orrego, por su parte, aseguró que se invertirán 3.000 millones en estudios para las modificaciones del Plan Regulador, los cuales comenzarían a licitarse en septiembre.
Además de las modificaciones por la Falla de San Ramón, también se evaluarán cambio climático, sequías, lluvias, peligros de aluviones e inundaciones. El proyecto tiene plazos de 3 a 4 años.
“Lo que va a permitir esta nueva regulación es establecer restricciones de constructibilidad en torno a la falla, que todavía tiene cerca de 45% a 50% no construido en ella”, dijo el gobernador.