El ingeniero de 66 años eligió publicar los planos de su invento en sus redes y están disponibles de manera gratuita, en español e inglés para todo quien lo quiera replicar.
Edmundo Ramos vive en Córdoba, Argentina, es ingeniero y realizó algo que hasta el momento se había visto principalmente en películas y series de televisión: hacer andar un vehículo con basura y agua.
¿La máquina? Un Ford Falcon Ranchera, modelo 1983, el que llegó hasta los 117 kilómetros por hora.
En el año 2008 regresó a Argentina desde Estados Unidos, vivió 4 años allá y con el dinero que logró ahorrar compró departamentos y ahora vive de los arriendos.
Pero el ingeniero Ramos, no se dedicó a descansar, “me dije: me puedo poner a mirar televisión todo el día y a tomar cerveza como Homero Simpson, o aprovechar mi experiencia para hacer algo útil para la humanidad y sin fines de lucro“, indicó a Infobae.
Mientras buscaba qué hacer, pensó, “qué sucederá cuando se terminen los combustibles fósiles, ¿cómo funcionarán las maquinarias agrícolas que siembran y cosechan nuestra comida?”.
Lo primero que hizo luego de eso fue buscar en internet “auto a basura” y sólo le aparecieron, “cosas como biodigestores, que producen metano, un combustible, pero son como contenedores gigantes, no sirven para un auto”, cuenta.
Los únicos que se anticiparon a su idea fueron “Los Simpsons”, en su episodio Apocalipsis, y el Dr. Emmett Brown en Volver al Futuro II, donde se muestra un vehículo que funciona con residuos.
“Hice un cálculo teórico en el que la velocidad máxima del auto a basura sería de 40 kilómetros por hora por la potencia del gas del motor, cuánto necesita para vencer el aire, todos cálculos complicados y largos”, dijo el ingeniero.
Añadió, “pensaba que sería una lástima, porque no podría andar en ruta. Creí que serviría para el campo. El 2 de octubre del 2019 fue un día histórico, porque salí a la calle. Y el auto, al final, llegó a los 100 kilómetros por hora”.
Así funciona el vehículo con basura y agua
Hay que aclarar lo siguiente: no se trata de agarrar el tacho de basura de un hogar y llenar el tanque, hay que carbonizar la basura.
“Lo que busco es que los residuos tengan densidad. Si lleno el gasificador con papel, hago 3 kilómetros y se acaba. Con cáscara de maní hice 30 kilómetros. Probé con cáscara de banana o de naranja, o restos de poda de árboles, pero a todo hay que carbonizarlo”, señaló el ingeniero. Cuando lo hace, Edmundo guarda ese carbón en tachos bien cerrados, para evitar que se humedezcan.
Una vez cumplido el primer paso, hay que llenar el cilindro más grande, el gasificador, con la biomasa, los residuos carbonizados y bien secos.
Luego cierra la tapa. Y prende fuego a la biomasa con un soplete o un poco de alcohol y un encendedor. Como necesita un poco de aire para encenderlo, lo ventila a través de otro tubo. Edmundo detalló que “ahora tengo un ventiladorcito, cuando empecé lo hacía con el secador de pelo de mi mujer”.
El fuego, por la velocidad del aire, genera la “gasura”, que es combustible por estar compuesto por monóxido de carbono.
Dentro del gasificador se produce lo que Edmundo llama una “bola de fuego”, que está entre 1500 y 1700 grados de temperatura.
A través de una botellita de bebida y un tubo de cobre, se le inyecta agua: dos gotas por segundo. Se produce un proceso llamado termólisis, que separa el agua en hidrógeno y oxígeno.
Por un tubo ubicado arriba del gasificador sale la “gasura”, con ceniza y polvo. Para evitar que esas partículas lleguen al motor, hay tres filtros, uno hecho con el tubo de un matafuego y un frasco de dulce en el que caen los primeros residuos.
Luego hay otro con un filtro embebido en aceite y un tercero de toalla. Cuando el humo blanco que sale por el tubo del aire se disipa y se vuelve transparente, lo cierra. Entonces la “gasura” va al motor. Lo que ingresa es monóxido de carbono, hidrógeno y oxígeno.
¿Es seguro?
“Si algo llega a ocurrir, no explota, sino que implota. Me pasó que una vez usé una manguera de plástico que se recalentó y se succionó, se aplastó, porque no hay presión, hay aspiración”, explica Edmundo.
Otra ventaja que explica Edmundo es la producción de oxígeno, que verificó en una Revisión Técnica Vehicular. “Como uso agua y el motor utiliza el monóxido de carbono y el hidrógeno, por el tubo escape sale vapor de agua y oxígeno. Dicen que es este auto es como un árbol con ruedas”, indicó el ingeniero.
Es decir, “no sólo no contamina, sino que aporto un 20% de oxígeno por el tubo de escape al medio ambiente mientras estoy andando”.
4800 kilómetros sin un solo litro de gasolina
Una vez que la camioneta funcionó con gasura, Edmundo y su pareja planearon viajar con ella más allá de Anisacate, Argentina, pero había un problema con el equipo de la camioneta, ya que podía tener una autonomía de 50 kilómetros, no más.
Así que fabricó un remolque con tres tambores de 200 litros llenos de carbón de basura. Así logró una autonomía de 520 kilómetros. Y pudo completar los 5000 kilómetros de la ruta 40.
Durante la ruta, que duró cinco meses, a Edmundo y su esposa los controlaron varias veces.
Edmundo añade que “cuando hice la Ruta 40 me pararon todos: la policía Municipal, Provincial, Caminera, de Seguridad Vial, Federal, Gendarmería, (se rie). Me pidieron los documentos, registro, seguro, la VTV del auto y nadie me cuestionó qué combustible estaba usando. Porque, como te dije, no contamina”.
“El monóxido de carbono sale por el caño de escape como dióxido de carbono, que es uno de los causantes del calentamiento global, pero no es tóxico. De todas maneras, según los controles que hice, el dióxido de carbono que expulsa es como el 0,00001%. También expele vapor de agua, nitrógeno y un 20% de oxígeno”, explica.
El inventor ya recibió propuestas de inversores de Argentina, Perú y Colombia para poner una fábrica de gasificadores. Creen que puede ser útil para producir energía eléctrica.
Edmundo ya está en búsqueda de su próximo invento, “para mí, la etapa basura está terminada, lo que estoy investigando ahora es cómo convertir los residuos plásticos en gas, para limpiar el planeta”.