Tras 277 intentos que produjeron seis embriones, fue la única en llegar a nacer. Alcanzó inmediatamente fama mundial, vivió como una oveja más, tuvo seis hijos, y murió con la mitad de su esperanza de vida regular convirtiéndose en el animal clonado más conocido de la historia. Dolly aún es objeto de polémicas, y considerado un punto de inflexión en la investigación genética que derivó eventualmente en los avances en células madre.

La oveja Dolly -llamada así en homenaje a la cantante de country Dolly Parton- pasó a la historia como el primer animal clonado desde una célula adulta, y logró vivir por seis años. Su solo nacimiento ya generó polémicas, expectativas y cuestionamientos que hasta hoy persisten.

Nació el 5 de julio de 1996, como parte de una serie de experimentos destinados a producir ganado modificado genéticamente, relata el Roslin Institute de Escocia, donde todo comenzó.

El proceso fue revolucionario y, en términos sencillos descritos por el Museo Estadounidense de Historia Natural, el siguiente:

Removieron células de la ubre de la madre genética, les permitieron multiplicarse y frenaron el proceso cuando cuando se hubieran dividido lo suficiente. Luego tomaron el óvulo de otra oveja, removieron su núcleo, y la juntaron con una de las células de la ubre.

Posteriormente, las fusionaron usando electricidad. Tras ello, la nueva célula se dividió hasta que dio forma a un embrión, el cual fue insertado en una tercera oveja. Cinco meses después, nació y sorprendió al mundo.

La oveja Dolly ante la prensa mundial.
Murdo Macleod | Instituto Roslin

Los científicos mantuvieron este suceso bajo el más estricto secreto, hasta que el 22 de febrero de 1997 sorprendió al mundo. Así lo recuerda el Museo Nacional de Escocia.

Time matiza que el proceso fue bastante complejo, pese a lo sencillo que parece explicarlo: de 277 intentos, sólo 29 produjeron embriones que sobrevivieron más de seis días, y todos murieron antes de nacer salvo por Dolly. Su llegada al mundo fue presenciada sólo por cuatro investigadores, y un veterinario.

Su llegada al mundo hizo reales las fantasías de la ciencia ficción: demostró que células especializadas pueden ser utilizadas para crear una copia exacta de un animal. Las controversias se desataron: ¿Qué efectos puede el proceso causar en los animales clonados? ¿Se puede usar para salvar especies de la extinción? ¿Cuáles son las consecuencias de aplicar esta tecnología en humanos? ¿Servirán para engañar a la muerte y crear una forma de inmortalidad? ¿Es posible crear ejércitos de clones? ¿Es siquiera correcto clonar?

Vida y muerte de Dolly, la oveja clonada

Dolly vivió toda su vida junto a su rebaño, como una oveja más, y cuando tenía un año de vida se descubrió que su ADN era débil -comparado con el de otras ovejas de su edad- ante posibles daños genéticos.

Fue cruzada con un carnero llamado David. Dio a luz a seis corderos: Bonny en 1998, Sally y Rosie -gemelos- en 1999, y Lucy, Darcy y Cotton -trillizos- en 2000.

La oveja Dolly siendo sometida a una ecografía durante uno de sus embarazos.
Instituto Roslin

Un año después, se le vio caminando extraño y se le diagnosticó artritis y se le trató los síntomas. Este hecho, y la muerte prematura de otra oveja clonada el año anterior por adenomatosis pulmonar, reavivó las dudas sobre si su clonación causó que envejeciera más rápido.

Finalmente, la oveja Dolly murió el 14 de febrero de 2003 a los 6 años -la mitad de su expectativa de vida habitual-, siendo sometida a una eutanasia tras sufrir infección pulmonar habitual en animales sin acceso a exteriores, y descubrir que había tumores creciendo en su pecho. Seis días antes, un empleado notó que estaba tosiendo.

Su cuerpo fue donado al Museo Nacional de Escocia donde permanece en exhibición, y este año se cumplieron 2 décadas de su muerte.

LaIan Wilmut, uno de los científicos que clonó a la oveja Dolly, junto a su cuerpo en el Museo Nacional de Escocia.
| Andrew Milligan

Un antes y un después

Si bien Dolly no fue la primera ser viviente clonada (fue precedida por renacuajos, peces, ratones y ganado pero con otras técnicas menos refinadas y sin células de animales adultos involucrados), el año 1996 marcó un hito en la ciencia de la clonación, y desde entonces se han hecho varios avances.

Ya no solo se pueden clonar ovejas, sino también vacas, gatos, perros, caballos, conejos y hasta monos, detallan Scientific American y la Deutsche Welle.

Algunos de ellos murieron poco después de nacer o desarrollaron problemas de salud al crecer, confirmando temores de que estos procedimientos están lejos de ser perfectos. Sin embargo, el objetivo inicial de Dolly -crear más ganado para producir alimento- sí se cumplió, y se aplica en algunos países siendo legal, por ejemplo, en los Estados Unidos.

Incluso, agrega la BBC, en 2001 fueron clonados embriones humanos, y diez años después científicos lograron clonar células madres humanas.

Time destaca que los temores en torno a la clonación humana nunca se concretaron, y especula con motivaciones comerciales: en una encuesta efectuada por la misma empresa, “sólo el 7% de los lectores dijeron que estarían interesados en clonarse a sí mismos si tuvieran la oportunidad”.

Ian Wilmut, uno de los científicos que clonó a Dolly, lo considera de todas formas una mala idea: “Sólo porque ahora pueda funcionar en el sentido de producir descendencia no significa que debamos hacerlo. Lo más probable es que terminen en pérdidas de embarazos y nacimientos anormales”.

Ejemplifica indicando que uno de los corderos que clonó tras Dolly desarrolló problemas en sus pulmones que causaron hiperventilación y que terminaron causándole la muerte. “Ya fue bastante angustioso ver eso en un animal. No me gustaría ser la persona que mira a la cara a un niño clonado y dice ‘lo siento mucho’”.

Sin embargo, gracias a este hito se lograron importantes avances en células madres, creándose nuevas terapias en base a ellas, y se desarrollaron otras técnicas de clonación con mejor eficiencia.

Además, está siendo seriamente considerado no sólo para rescatar especies de una extinción inminente, acota Understanding Animal Research, sino también para ‘resucitar’ especies ya desaparecidas. Pero esto último es mucho más complejo, pues requiere material celular que por lo general ya no es accesible.

Eso no detiene a la ciencia, y equipos en Japón, Rusia y Corea del Sur ya están trabajando para resucitar al mamut lanudo.