El material consta de un cuasicristal, creado por una mezcla entre la intervención humana y la propia naturaleza.
La caída de un rayo acabó creando un material nunca antes visto ni identificado, abriendo un nuevo episodio para la ciencia y la historia de los cuasicristales.
Hasta ahora, se confirmó que el material se produjo involuntariamente por factores antropogénicos, es decir, que gracias a la intervención de los humanos (por el tendido eléctrico) se afectó a la naturaleza por como la conocemos.
Este nuevo cuasicristal se creó tras la caída de un rayo en un tendido eléctrico en Sand Hills, una zona de dunas de Nebraska, Estados Unidos, y fue identificado por Luca Bindi, geólogo de la Universidad de Florencia.
El descubrimiento se logró en colaboración con investigadores de la Universidad de Princeton, Caltech y la Universidad del Sur de Florida y ya se publicó en la revista PNAS.
“Los cuasicristales son materiales en los que los átomos están dispuestos como en un mosaico, en patrones regulares que nunca se repiten de la misma manera, a diferencia de lo que ocurre en los cristales ordinarios”, explica en un comunicado Bindi, catedrático de Mineralogía del Departamento de Ciencias de la Tierra.
“Fue Dan Shechtman, posteriormente galardonado con el Premio Nobel por sus descubrimientos, quien estudió su estructura en los años 80, lo que los hace valiosos para aplicaciones en diversos sectores industriales”, destaca.
“Hace quince años, fui yo quien descubrió que ese material también existía en la naturaleza, gracias a la identificación del cuasicristal en una muestra de meteorito conservada en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Florencia”, explica.
Asimismo, afirma que “después descubrimos otros cuasicristales de naturaleza extraterrestre y el primer cuasicristal de naturaleza antropogénica, formado en el proceso de detonación de la primera prueba nuclear realizada por EE.UU. en 1945: todo ello producido en condiciones extremas de presión y temperatura en nanosegundos”.
De los primeros hallazgos surgió la intuición del investigador que, junto con sus colegas estadounidenses, comenzó a estudiar la composición de otros materiales formados en condiciones tan excepcionales.
La atención de los estudiosos también se centra en las fulguritas, que se producen cuando el calor desarrollado por la descarga eléctrica funde la arena de sílice que contiene cuarzo.
“La muestra que analizamos se formó probablemente por la fusión de arena y material procedente de un tendido eléctrico derribado por la descarga de un potente rayo”, explica el investigador sobre el material nunca antes visto.
Asimismo, Bindi apunta que “la presencia de vidrio silíceo sugiere que había alcanzado temperaturas de al menos 1.710 °C, y las investigaciones realizadas en el Centro de Cristalografía Estructural de la Universidad confirmaron que el cuasicristal tiene una simetría dodecagonal prohibida por la cristalografía periódica y una composición no documentada anteriormente”.
“Estos datos”, concluye Bindi, “sugieren en qué direcciones podría ir la investigación de otros cuasicristales y aportan más elementos para desarrollar tecnologías capaces de sintetizarlos”.