Un poco de sabiduría 'einsteiniana': hace 111 años, Marie Curie se vio envuelta en medio de una tormenta mediática y Albert Einstein, indignado con el asunto, le ofreció unas palabras de aliento.
En diciembre de 2014, un conjunto de documentos personales de Albert Einstein, cartas, diarios y postales, fue puesto en línea a través del proyecto Digital Einstein Papers, para deleite de los entusiastas del renombrado físico.
Después de su publicación, entre los aproximadamente 5.000 documentos, destaca una carta descubierta décadas más tarde que Einstein escribió a la pionera física Marie Curie. Un poco de sabiduría einsteiniana. Acá la historia de la carta.
En noviembre de 1911, Marie Curie, que estaba a pocas semanas de recibir su segundo Premio Nobel, esta vez de química –anteriormente, la mujer de origen polaco compartió el Premio Nobel de Física de 1903 con su marido–, se vio envuelta en medio de una tormenta mediática. Un periódico de gran tirada anunció la sorprendente noticia de que Marie Curie tenía un amante.
Aunque su increíble trabajo como científica debería haber sido lo único que importase en ese momento –hasta el día de hoy sigue siendo la única persona que ha sido reconocida en dos campos diferentes–, mucha gente seguía obsesionada con su vida personal.
Escándalo mediático
Viuda desde hace cinco años de Pierre Curie, fallecido en 1906, Marie Curie mantenía una relación sentimental con el físico Paul Langevin –también amigo de Einstein–, que había sido alumno de doctorado de Pierre.
Aunque Langevin estaba separado de su esposa, seguían estando técnicamente casados. Por ello, la relación causó problemas en el hogar de Langevin, pero eso no era nada comparado con lo que estaba a punto de saltar a la luz pública: las cartas de amor entre Curie y Langevin, entregadas a los medios de comunicación por la esposa de Langevin.
Cuando el asunto salió a la luz, Curie, Langevin y otros 20 científicos de renombre habían sido invitados a una conferencia de élite en Bruselas. Cuando Curie regresó a su casa en Francia después de la conferencia, fue recibida por una turba.
Allí rodearon su casa y aterrorizaron a sus dos hijas, que entonces solo tenían siete y catorce años, apedreando el inmueble. Curie y sus hijas se mudaron temporalmente a casa de una amiga hasta que se calmó el escándalo.
Einstein: dejar el odio a quienes odian
En medio de uno de los periodos más turbulentos de su vida, fue cuando llegó la carta de apoyo de Einstein, que acababa de conocer a Curie en la conferencia de Bruselas. Así, indignado con los medios de comunicación, le ofreció las siguientes palabras de aliento:
“Muy estimada señora Curie:
No se ría de mí por escribirle sin tener nada sensato que decir. Pero estoy tan enfurecido por la manera tan vil en que el público se atreve actualmente a ocuparse de usted, que es absolutamente necesario que dé rienda suelta a este sentimiento. Sin embargo, estoy convencido de que usted desprecia sistemáticamente a esta chusma, tanto si le prodiga servilmente respeto como si intenta saciar su ansia de sensacionalismo.
Me veo obligado a decirle lo mucho que he llegado a admirar su intelecto, su empuje y su honestidad, y que me considero afortunado de haberle conocido personalmente en Bruselas. Cualquiera que no se encuentre entre estos reptiles se alegra, ahora como antes, de que tengamos entre nosotros a personajes como usted, y también a Langevin, personas reales con las que uno se siente privilegiado de estar en contacto. Si la chusma sigue ocupándose de usted, simplemente no lea esa bazofia, sino déjela para el reptil para el que ha sido fabricada.
Con los más cordiales saludos para usted, Langevin y Perrin, muy atentamente,
A. Einstein
P.D. He determinado la ley estadística del movimiento de la molécula diatómica en el campo de radiación de Planck mediante una ocurrencia cómica, naturalmente bajo la restricción de que el movimiento de la estructura sigue las leyes de la mecánica estándar. Sin embargo, mi esperanza de que esta ley sea válida en la realidad es muy pequeña”.
– Albert Einstein, 23 de noviembre de 1911.
Marie Curie se hizo buena amiga de Albert Einstein
Al final, la indignación por el asunto en los titulares se disipó inevitablemente, con Langevin arreglando las cosas con su esposa fuera de los tribunales. Así mimso, Curie se recompuso e informó a la Academia Sueca de que asistiría a la ceremonia de entrega del premio, que transcurrió sin incidentes.
Agradecida por el apoyo de Einstein, Curie estableció un estrecho vínculo con su colega. Pasaron juntos las vacaciones con sus hijos en el verano de 1913, y más tarde ella se opuso a los sentimientos antialemanes presionando para que él diera una conferencia en París en 1922.
“Llegué a admirar su grandeza humana en un grado cada vez mayor”, dijo Einstein durante una celebración conmemorativa a Marie Curie –fallecida el 4 de julio de 1934– en el Museo Roerich de Nueva York en 1935.
“Su fuerza, su pureza de voluntad, su austeridad hacia sí misma, su objetividad, su juicio incorruptible; todo esto era de una clase que rara vez se encuentra unido en un solo individuo. … Si una pequeña parte de la fuerza de carácter y la devoción de Mme. Curie estuviera viva en los intelectuales europeos, Europa tendría un futuro más brillante”, aseguró Einstein.