Científicos de Chile, Reino Unido y México buscan estudiar a mayor detalle cómo se formaron las primeras galaxias. En sus hipótesis, comparan la creación de las primeras estrellas con un automóvil.
Un equipo de astrofísicos de varios países rastrean nuevas pistas sobre el origen de las primeras estrellas y estructuras que se formaron en el Universo con el objetivo de desentrañar cómo, cuándo y a qué velocidad se formaron las primeras galaxias.
En esa labor se han involucrado en España investigadores del Centro de Astrobiología (un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) con científicos del Reino Unido, México y Chile, en el marco del proyecto “Frontier Fileds”, uno de los más ambiciosos que se realizan con el Telescopio Espacial Hubble y el Gran Telescopio de Canarias.
Los primeros resultados de la investigación se han publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (MNRAS), informa el Centro de Astrobiología (CAB) en una nota de prensa difundida hoy.
Una de las preguntas más interesantes que los astrofísicos tratan responder desde hace décadas es cómo y cuándo se formaron las primeras galaxias. En cuanto al “cómo”, una posibilidad es que la formación de las primeras estrellas dentro de las galaxias comenzara a un ritmo constante, construyendo lentamente un sistema cada vez más masivo.
Otra posibilidad es que la formación fuera más violenta y discontinua, con brotes de formación estelar intensos pero de corta duración, desencadenados por eventos como fusiones de galaxias y acumulaciones de gas amplificadas.
“La formación de galaxias se puede comparar con un coche”, explica Pablo Pérez González, uno de los coautores del artículo, del Centro de Astrobiología y responsable de la colaboración internacional que hay detrás de este estudio.
“Las primeras galaxias podrían haber tenido un motor de formación de estrellas ‘diésel’, sumando nuevas estrellas lenta pero continuamente, sin mucha aceleración y convirtiendo pausadamente el gas en estrellas relativamente pequeñas durante largos períodos de tiempo”, apunta.
Pero también señala que la formación “podría haber sido desigual, como un motor gripado, con brotes de formación estelar que produjeron estrellas increíblemente grandes, capaces de deformar la propia galaxia y hacerla cesar su actividad por un tiempo o para siempre”.
“Cada escenario está vinculado a diferentes procesos, como las fusiones de galaxias o la influencia de los agujeros negros supermasivos, y tienen un efecto sobre cuándo y cómo se formaron elementos como el carbono o el oxígeno, que son esenciales para nuestra vida”, precisa.
En un trabajo recientemente publicado sobre este tema, los astrónomos buscaron análogos cercanos de las primeras galaxias formadas en el Universo, para que pudieran estudiarse con mucho más detalle.
Alex Griffiths, de la University of Nottingham y primer autor de este artículo, puntualiza que hasta que no tengan el nuevo telescopio espacial James Webb no podrán observar las primeras galaxias formadas en el Universo, “son demasiado débiles”. “Así que buscamos bestias similares en el Universo cercano y las diseccionamos con los telescopios más potentes que tenemos actualmente”.