El tipo particular de sismo cuya ruptura se localizó al interior de una placa, la intensidad del movimiento y la localización del hipocentro, entre otras elementos, hicieron que el terremoto del sábado fuera mucho más destructivo que el movimiento telúrico de 2015 ocurrido en la misma zona geográfica.
Una diferencia notable entre el evento de 2015 y el del sábado recién pasado, radica en que el primero tuvo mucho menos daños en las edificaciones.
Otra diferencia es que en el terremoto 6,7 a pesar de ser percibido con mayor intensidad, no tuvo ningún tsunami asociado.
El geólogo Gabriel González, subdirector del Centro de Investigación para la Gestión del Riesgo de Desastres (Cigiden), y académico de la Universidad Católica del Norte, advierte que se trata de eventos sísmicos muy diferentes y explica el mayor daño y la percepción de mayor intensidad que experimentó la población de Coquimbo se debe a la ubicación del hipocentro.
El especialista detalló que el hipocentro, es decir, la zona en el interior de la Tierra desde donde se inicia la ruptura y propagan las ondas sísmicas, del evento del sábado “se ubicó prácticamente bajo la ciudad de Coquimbo, a unos 55 km de profundidad”.
En contraste, el hipocentro del terremoto de 2015 “estuvo a unos 110 km de la ciudad de Coquimbo. Eso explica la primera y principal gran diferencia, que hace que uno sea sienta más fuerte que el otro”, aseguró el geólogo.
Parámetros sísmicos
Por su parte, el sismólogo Jorge Crempien, investigador también de Cigiden y académico de la Universidad Católica, precisó que hay que distinguir parámetros sísmicos como magnitud, intensidad y caída de tensiones, que permiten entender un fenómeno natural como un terremoto.
Los instrumentos de sismología (sismógrafos, acelerógrafos, GPS, etc.) miden ondas sísmicas que permiten inferir la magnitud y otras características de la fuente sísmica.
“La magnitud es una de las maneras de cuantificar el tamaño de un terremoto, y que para este evento, se estableció en 6,7″, apuntó Crempien.
“Otra medida importante para caracterizar un terremoto es la ‘caída de tensiones’, que permite inferir la energía irradiada en el medio durante el sismo. El terremoto del sábado fue energético y destructivo, provocando aceleraciones de suelo muy altas, de hasta 30% de la aceleración de la gravedad”, añadió el experto.
Por otro lado, agrega Gabriel González, el terremoto 6,7 no fue un típico sismo de subducción, ubicado en el contacto interplaca entre las placas de Nazca y Sudamérica.
“Este último terremoto se localizó en la placa de Nazca, en una zona de fractura de orientación NE-SW y fue generado por una falla tensional, ubicada bajo Coquimbo, a 55-60 km de profundidad”, argumentó el geólogo.
“En su mecanismo de generación es parecido al terremoto de Chillan y al sismo de Punitaqui de 1997. Ambos también altamente destructivos por la radiación de energía de alta frecuencia que generan este tipo de eventos”, apuntó.
Mientras, el director de Cigiden y académico de la Escuela de Ingeniería de la UC, Rodrigo Cienfuegos, aseguró que “todas esas características permitieron descartar una alerta de tsunami luego de realizada la evaluación técnica por parte del SHOA”.