En diciembre pasado, AES Andes, subsidiaria de la empresa eléctrica estadounidense AES Corporation, presentó el proyecto de un inmenso complejo industrial (Inna), para su revisión ambiental, que se ubicaría a 5 y 11 kilómetros del Observatorio Paranal, en el desierto de Atacama.
De acuerdo con un comunicado del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile, este proyecto significa una amenaza para los cielos más prístinos.
En el Cerro Paranal, se encuentra el Very Large Telescope (VLT), uno de los telescopios terrestres más importantes del mundo, cuyas observaciones astronómicas se verán obstruidas si AES Andes se instalara allí, debido a la contaminación lumínica.
“El hecho de que el megaproyecto industrial de AES Andes esté tan próximo a Paranal representa un riesgo crítico para los cielos nocturnos más prístinos del planeta“, dijo Xavier Barcons, director general de ESO.
“Las emisiones de polvo durante la construcción, el aumento de la turbulencia atmosférica y, especialmente, la contaminación lumínica, tendrán un impacto irreparable en las capacidades de observación astronómica, que hasta ahora han atraído inversiones multimillonarias por parte de los gobiernos de los Estados Miembros de ESO”, agregó.
El megaproyecto que amenaza al Observatorio Paranal
El proyecto industrial abarca más de 3.000 hectáreas y contempla la construcción de un puerto, plantas de producción de amoníaco e hidrógeno y miles de unidades de generación de electricidad.
Cabe señalar que, el desierto de Atacama es considerado un “laboratorio natural único” para la astronomía. De hecho, a solo 20 kilómetros del Paranal se está construyendo el Extremely Large Telescope (ELT), que una vez terminado será el telescopio terrestre más potente de todos.
Desde ESO piden reubicar el megaproyecto, ya que esta sería la única forma de “evitar daños irreversibles” y salvaguardar el futuro de la astronomía.
“Chile, y en particular Paranal, es un lugar verdaderamente especial para la astronomía: sus cielos oscuros son un patrimonio natural que trasciende sus fronteras y beneficia a toda la humanidad“, señala Itziar de Gregorio, representante de ESO en Chile.
Recordemos que, desde que comenzó a operar en 1999, el Observatorio Paranal ha permitido importantes descubrimientos astronómicos, como la primera imagen de un exoplaneta y la confirmación de la expansión acelerada del universo.
Y desde allí también se realizaron las observaciones del agujero negro supermasivo Sagitario A*, que está en el centro de la Vía Láctea, las que valieron un Nobel de Física en 2020.
“Es crucial considerar ubicaciones alternativas para este megaproyecto que no pongan en peligro uno de los tesoros astronómicos más importantes del mundo”, concluye De Gregorio.